El tiempo no da el mínimo respiro a los cartageneros que sufren alergias. Si durante el invierno, que ha sido cálido este año en el municipio y, en general en toda España, los alérgicos tuvieron que soportar picos de polen importantes, sobre todo, a finales de febrero y la primera quincena de marzo, por la polinización del ciprés y el platanero de sombra (habituales en zonas como el paseo Alfonso XIII y El Ensanche), ahora les toca padecer a los alérgicos a los ácaros existentes en el polvo.

Se da la circunstancia de que más de la mitad de los cartageneros son alérgicos a los ácaros del polvo por las condiciones de humedad y de temperaturas propias del municipio. «El frío corta la alergia a los ácaros, pero como este año prácticamente no hemos tenido invierno, los alérgicos a los ácaros han tenido síntomas en los meses anteriores y seguirán durante todo el año», explicó ayer a esta Redacción Ángel Julio Huertas, jefe del servicio de Alergias del complejo hospitalario del Área II de Salud.

En el caso de los alérgicos al polen, los síntomas son fundamentalmente nasales con pitos, dificultad para respirar, estornudos ininterrumpidos o 'en salva', congestión de nariz y mucosidad; y oculares intensos: los ojos lloran, los párpados se inflaman, picor de oídos, explicó el doctor. «El viento que ha soplado mucho a finales de febrero y en marzo ha favorecido mucho estos picos de polen», subrayó.

Las alergias tienen un componente genético que es hereditario, pero además influye la predisposición a factores ambientales. Así, personas con los mismos genes tienen tipos de alergia diferentes según residan en Madrid o en Cartagena. «La interacción de la persona que tiene esa predisposición genética con el alérgeno que hay en el medioambiente es lo que diferencia una alergia de otra», dijo.

No existe una cura milagrosa contra las alergias. «El único tratamiento para frenar su evolución es la inmunoterapia, es decir, la vacuna», señaló Huertas. Los inhaladores nasales, antihistamínicos y corticoides pueden aliviar los síntomas, pero no curan la alergia.

Huertas aconsejó a los cartageneros que son alérgicos «que eviten salir al campo los días de viento, así como que ventilen las habitaciones de su vivienda a primera hora de la mañana. Además, si viajan procuren llevar las ventanillas del coche cerradas y usen gafas de sol para protegerse del viento». En el caso de que el enfermo no controle su patología, «una rinitis provocada por una alergia al polen puede complicarse con síntomas más graves y frecuentes y terminar en asma

Las alergias afectan a la población de forma indistinta, por lo que no existe un perfil tipo de enfermo, aunque sí suelen detectarse la mayor parte de los casos durante las primeras etapas de la vida: la niñez y la adolescencia y juventud hasta los treinta años, aproximadamente.

El servicio de Alergias tiene en estos momentos una demora de cinco semanas, según los datos de las listas de espera.