«Se veía venir y no se ha hecho nada por evitarlo», decía Juan Antonio Sánchez mientras esperaba que los miles de jóvenes congregados haciendo botelleo en el aparcamiento de la Universidad Politécnica de Cartagena en Antigones se apartasen para poder regresar a su casa tras ver la procesión del Silencio del Jueves Santo. Y es que, una vez más, los jóvenes aprovecharon la noche del Encuentro y del Viernes Santo para llevar a cabo un macrobotelleo en la explanada, produciendo las quejas vecinales y la indignación procesionista.

Los residentes del Barrio Universitario mostraron su malestar con la situación y el ruido, ya que la gran mayoría de vehículos del aparcamiento mantenían sus puertas y maleteros abiertas con música, e incluso muchos coches de residentes de la zona servían de barra improvisada para los jóvenes concentrados en la explanada. «No hay derecho a que me levante por la mañana un Viernes Santo y tenga botellas rotas en el suelo o vasos apoyados en el capó de mi coche, cuando voy con mis hijos para visitar a los abuelos», dijo Javier Gómez, de la calle Don Matías.

También los procesionistas mostraron su indignación, sobre todo, en la noche de Jueves Santo. Y es que, en la madrugada marraja, el Cristo de Medinaceli comienza el cortejo morado desde el antiguo Hospital de Marina de la UPCT y sube la calle Adarve de la Artillería para incorporarse a la procesión en la Subida San Diego. Al salir el trono, el volumen de los altavoces de los coches del parking era tan alto que afeo el cortejo penitencial y levantó las críticas de los fieles y devotos, así como las promesas, que acompañaron al Cristo durante toda la calle. «Tan sólo pedimos un poco de respeto y que en días tan señalados como éste se eviten este tipo de situaciones porque puede pasar cualquier cosa, como ya ocurrió hace unos años en la calle Aire con la procesión del Encuentro», recordó Marina Núñez.

No obstante, los peores augurios que días antes habían vaticinado desde UGT en el Ayuntamiento no se produjeron, afortunadamente.

Efectivos escasos

El sindicato había denunciado que durante la noche del Encuentro faltaría personal para cubrir todas las zonas de la ciudad, como el propio itinerario de la procesión como la zona donde se sabía -viene ocurriendo en los tres últimos años- que se concentrarían los jóvenes para hacer botelleo.

Una fuente sindical indicó a LA OPINIÓN que «no hubo que lamentar ningún incidente destacable -pese a que muchas familias tuvieron complicado abandonar la explanada tras aparcar allí al término de las procesiones por la aglomeración de gente-, pero es algo que se podía haber evitado». Así, según la misma fuente, «se tendrían que haber habilitado la zona como aparcamiento disuasorio para los ciudadanos que iban a ver las procesiones, con un control por parte de la Policía desde horas antes de las procesiones de ese día y así también se hubiese evitado el macrobotelleo, en el que podría haber ocurrido cualquier cosa».

«Los efectivos fueron escasos para mantener la presencia policial en los sitios más complicados», dijo la citada fuente, aunque hubo un amplio refuerzo, sobre todo, de la Policía Nacional.