Me dieron su teléfono, le incorporé a mis contactos del ´guasap´ y lo primero que leí en su perfil fue una frase de G. Rosell: «En tiempos de mentira universal decir la verdad es un acto revolucionario». ¡Joder!, ¡pero si eso es lo que me está pasando a mí!, fue lo primero que me vino a la cabeza. Así que nació una sintonía natural con mi desconocido Roberto.

Quedé con él en la cafetería de un supermercado. Al no conocerle personalmente estuve a punto de decirle que llevase una rosa roja y yo otra blanca, pero no hizo falta, en la puerta solo había dos caretos inconfundibles. Una mesa, dos zumos de naranja y una conversación de lo más amena y natural, como si nos conociésemos de toda la vida. Quizás nuestro ´filin´ estuvo dirigido por nuestras abuelas, ambas perseguidas por el franquismo por ´rojas´.

Roberto tiene 48 años, es abogado en ejercicio en la pequeña ciudad de Beniel. Lleva todo tipo de casos, pero de los que más tiene son de los de ´beneficencia´, vamos que pobre que le llega, pobre que no le paga, pero lo defiende como si lo hiciera. Como él mismo dice, mi despacho parece servicios sociales. Su vocación de socialista moderado le llevó a presentarse para alcalde de Beniel, consiguiendo por dos veces una abrumadora mayoría absoluta, siendo muy querido por sus vecinos. Casado con una bella mujer, Sonia, tiene dos hijas preciosas de 16 y 13 años, Paula y Lucía y todos juntos sacan la casa ´palante´, que ¡ojo! Roberto es de los que se moja en el hogar€, al menos eso dice.

Roberto es un hombre sencillo, jovial, atlético, buen deportista sobre todo en el fútbol, participando en la liga de veteranos con el colegio de Abogados. Le gustan los coches, pero los cuartos tan solo le dan para el suyo. Lo de viajar por ahí cada vez que puede, con la familia, lo lleva loco. Sus pies han pisado ciudades tan dispares como Nueva York, China o Egipto, pagados con el sudor de su frente, no como otros que van por Venecia gratis total. Viste de manera natural, incluso cuando lleva corbata, parece más un joven universitario que un prepotente ejecutivo. Su perfume preferido es Agua di Palma y le gusta el arroz y conejo que le hace su suegra Conchita. Desde que supe de él hace años, le he seguido su trayectoria política, llegando al convencimiento personal de que tanto los socialistas como los murcianos nos hemos perdido un buen presidente de la Comunidad.

Y es que aquella asamblea socialista donde él perdió contra Rafaél González Tovar la lleva clavada en su corazón, y no por haber perdido, sino por la forma poco clara en la que todo sucedió.

Cambiaron las reglas de juego y los cartageneros afines a Rafa se sacaron un follón de votos con afiliados de última hora, de esos que en un momento haces socialista a todos tus parientes y vecinos para luego si te he visto no me acuerdo, dando como resultado un 53% para Rafa y un 47% de los votos para Roberto.

De haberse estado quietos los cartageneros, Roberto hubiese ganado sin ninguna duda, y los murcianos también.

Piensa presentarse de nuevo como candidato a la secretaría general de los socialistas pues su juventud, sus ganas y sus excelentes cualidades son su mejor aval frente a un decadente Rafagón cuyo curriculum vitae mas importante es, además de perder las elecciones autonómicas, haberle secado la era de votos al PSOE. Él tiene, además del prototipo que hoy gusta a los votantes, un proyecto de centro izquierda para su partido, con las ideas bien claras, sabiendo que para gobernar hacen falta votos cautivos que están en los otros partidos y que hay que recolectar con convencimiento y honradez.

Su carácter dista mucho del gruñón de Tovar, es claro y su verborrea limpia y sincera. Piensa que Valcárcel arruinó la Región pero que lo de Tovar aún podría ser peor si llegase a presidente, especialmente por su orgullo y porque no se deja aconsejar . Lleva esperando la llamada de Rafagón desde marzo del 2015, para hablar de la unidad del PSOE murciano y ´ná de ná´, que no hay manera y así le va a Rafa. Doy fe de que en más de cuatro veces este escribidor le ha dicho a Tovar que tiene que contar con el 47% que representa Roberto en el partido socialista, cuando no mucho más, pero se ve que la línea del actual secretario general es encasillar a Roberto de ´enemigo´ y claro€, a éste ni agua.

No contar con Roberto no le ha beneficiado en nada a Tovar, ha perjudicado al PSOE y los murcianos se han perdido un gran líder. Y al terminar el obligado selfie€, ¡menudo par de caretos riéndonos del mundo!, ¿a que sí?..., pues no era del mundo sino de pensar en la cara que pondrá uno al leer este artículo.