Aquel lector que haya seguido esta sección durante los últimos años sabrá que cercana la celebración del Día Internacional de la Mujer me gusta recordar a aquellas cartageneras que destacaron en diferentes campos de la sociedad. Por estas líneas han pasado escritoras como María Dolores Bas Bonald, doctoras como Pilar León de Miras o profesoras de piano como Matilde Palmer de Madrona.

Este año, sin que sirva de precedente pero dado que Cartagena siempre fue cuna de buenos músicos, de nuevo repito temática rescatando del olvido a otra profesora de piano que dejó su huella durante el pasado siglo XX. Angelina Abril Fuentes nació el 26 de octubre de 1904 en el número 47 de la desaparecida calle de San Esteban, dentro del castizo barrio del Molinete. Hija del matrimonio formado por Agustín Abril Segura y Encarnación Fuentes Conesa, tuvo tres hermanos más que desgraciadamente fallecieron siendo niños por lo que se quedó como hija única. Quizá por esta circunstancia ella decía que había disfrutado de una infancia felicísima junto a sus padres volcados completamente en su educación.

Su padre, que se dedicaba al negocio de las minas, era un gran aficionado a las obras teatrales, y llegó a participar como actor aficionado en alguna que otra representación a nivel local. Precisamente la vena musical le va a llegar de su progenitor pues éste había estudiado música, sabía solfeo y no se perdía ningún concierto cuando grandes orquestas sinfónicas actuaban en nuestra ciudad. Por eso no es extraño que Angelina siendo apenas una niña con diez años comenzara su formación con clases de solfeo impartidas por su padre.

Su formación completa de piano la va a realizar en la Academia Oficial de Música, incorporada entonces al Conservatorio de Valencia y dirigida por el profesor cartagenero Francisco Aguilar. Desde su matriculación en 1917 no van a faltar noticias de actuaciones suyas como alumna junto a sus compañeras en los salones del Ateneo Mercantil e Industrial donde tenía su sede dicha academia. Aunque fue en Junio de 1927 cuando terminó la carrera de piano no sería hasta 1932 cuando consiguiera sacar plaza de profesora en el Conservatorio Municipal de Cartagena. Allí tuvo de compañeros entre otros al poeta Miguel Pelayo, primer director de la institución, a músicos como Gerónimo Oliver o Alfredo García, padre de los compositores Alfredo y Gregorio García Segura, y a Francisco Aguilar a quien consideraba su maestro. A partir de ese momento alternó sus clases en el Conservatorio con las que impartía en su casa de la calle Cuatro Santos. Fueron muchos los alumnos que aprendieron de ella, imposible nombrar a todos, pero si tuviera que destacar uno sin duda sería Juan Lanzón Meléndez, inolvidable director que fue de la Masa Coral ´Tomás Luis de Victoria´ y del propio Conservatorio, con quien la señora Abril tenía parentesco y a quien animó desde pequeño en sus estudios.

En diciembre de 1976, ya jubilada, recibió un homenaje junto al resto de sus compañeros profesores del Conservatorio pero el mayor reconocimiento lo obtuvo en 1992 cuando el ayuntamiento de Cartagena la nombró Hija Predilecta de la ciudad. Una distinción que le llegó dos años antes de su fallecimiento, ocurrido en 1994, y con el que se valoraban los casi sesenta años de una persona que dedicó su vida al piano y a su enseñanza.