Son varias ya las generaciones de cartageneros que habrán oído hablar del estadio de fútbol que hubo en la ciudad, el Almarjal, escenario de tardes de alegría y también de tristezas. Tomó su nombre al ubicarse en los terrenos donde se encontraba la antigua laguna interior o estero conocida como Almarjal. En esas fechas nuestra ciudad carecía de un campo de fútbol decente pese a que ya hacía bastantes años que existían equipos de fútbol como el Sporting Club Cartago, el Atleti Club Victoria o el Lisbert, entre otros.

La iniciativa correspondió a la Sociedad Deportiva Cartagena FC, que en abril de 1925 envió una instancia al alcalde de la ciudad pidiéndole que el Ayuntamiento le concediera el arrendamiento de los terrenos en la forma que juzgara conveniente. El escrito se acompañó de un buen montón de folios llenos de firmas de cartageneros entre socios y aficionados al fútbol, dispuestos a respaldar la histórica iniciativa que necesitaría apoyo económico. Apoyo que se tradujo en una suscripción popular para la construcción del estadio, pues no hay que olvidar que el Ayuntamiento cedió el terreno, pero la construcción en teoría corría a cargo del Cartagena FC.

Además del Ayuntamiento, que donó casi 3.000 pesetas, inaugurando la suscripción, el apoyo fue total tanto de empresas como de particulares, y así fueron apareciendo en la prensa los listados con los donantes y la cantidad aportada. Un detalle curioso de altruismo profesional fue el del notario de la ciudad Juan Gironés Gisbert que no cobró los honorarios derivados de la redacción del contrato para la construcción del estadio.

La construcción se puede decir que empezó incluso antes de que el Ayuntamiento aprobara la cesión de los terrenos, pues la Comisión Permanente se reunió el 29 de mayo y el 27 de ese mes se efectuó la medición del nuevo campo de fútbol.

Dada la gran expectación, hubo tres días de puertas abiertas antes de la inauguración oficial para que todos los cartageneros pudieran verlo. En estos tres días se realizaron partidillos de entrenamiento del Cartagena FC con equipos locales para preparar así su gran partido ante el Valencia CF, que fue el equipo elegido para la inauguración.

El Valencia llegó por tren y en la estación una multitud fue a recibirlos con la banda de música del Regimiento de Sevilla que interpretó música de compositores valencianos. El estadio se inauguró finalmente el 19 de septiembre de 1925 y, como pueden imaginar los lectores, el campo estaba ´a reventar´; no cabía un alma.

Primeramente se realizó la bendición del campo por el arcipreste de la ciudad Francisco Cavero, actuando de madrina María Luisa Navia Osorio. A continuación se izaron las banderas nacional y la del Cartagena FC, se dispararon cohetes y tracas y la banda de música del Tercer Regimiento de Infantería de Marina que fue cedida por el capitán general del Departamento tocó la Marcha Real.

Posteriormente salieron los dos equipos al campo con el árbitro señor Wandosell y acto seguido se realizó el saque de honor por Caridad Gómez, hija de Ángel Gómez, contador del Cartagena FC y a decir de las crónicas, el más firme impulsor del fútbol cartagenero. Por cierto que esta señorita tuvo el gesto de donar un gallardete al equipo que fue expuesto en la tienda de Rafael Valls de la calle del Cañón.

Hubo un partido inaugural en el que el Valencia ganó 4-0 y al día siguiente se volvió a repetir el mismo partido y empataron a uno. De las crónicas escritas aquel día me quedo con una que decía que «nunca habían visto en Cartagena un entradón tan enorme en un campo de deporte».