Carlos Contreras de Miguel (Cartagena, 1966), magistrado titular del juzgado de lo Social 1 de Cartagena, ha sustituido como juez decano del partido judicial a Jacinto Aresté, que ha batido el récord nacional de permanencia en el puesto con 26 años representando a los magistrados cartageneros. Casado y con tres hijos, Contreras es juez de lo Social 1 desde el año 2000. Antes estuvo destinado en el Social 2 de Málaga y su primer destino fue el juzgado de Instrucción 1 de Lorca, tras ingresar en la carrera judicial en 1991.

¿Cuáles son sus cometidos como juez decano? ¿Qué proyectos tiene en mente?

Asumo la representación de cara al exterior de todo el colectivo de jueces y también la responsabilidad de resolver determinadas cuestiones no jurisdiccionales, como asuntos de orden interno, que pueden afectar al colectivo. Por ejemplo, el decano convoca y preside las juntas de jueces, es el encargado de velar por el buen funcionamiento del servicio de guardias, también por la correcta utilización de las instalaciones del Palacio de Justicia, recoge las quejas del ciudadano, se encarga de repartir los asuntos que entrar entre los diferentes órganos jurisdiccionales (civil, penal...). En cuanto a los proyectos: estar abierto a las sugerencias de mis compañeros, adoptar las decisiones de la forma más unánime posible y estar preparados para adaptarnos a los cambios que llegan. Es un momento de grandes cambios, especialmente en la tramitación de justicia, que es lo que nos interesa.

Están inmersos en el cumplimiento de la Ley de Plazos o del propósito del Papel 0, ¿cuál es el estado actual de la Justicia en Cartagena?

Es una situación muy cambiante, incluso a nivel legislativo. Hay leyes que han sido muy poco modificadas en los últimos años, como el Código Civil, que ahora están siendo modificadas continuamente. Y en la organización de la Justicia también más cambios como los que comenta. No puedo tener una opinión particular porque afecta a todos los ámbitos judiciales y no hay más remedio que adaptarse y tratar de que esos cambios redunden en un mejor servicio a los ciudadanos, que al fin y al cabo es lo que se busca.

¿Cree que estos cambios benefician a la Justicia?

Es pronto para pronunciarse porque es una cuestión que llevará su tiempo. Es muy difícil dar una opinión sobre un aspecto puntual. Son cambios muy grandes y que abarcan muchos campos y se avecinan más. Probablemente, hasta dentro de unos años no podamos valorarlo en su justa medida. Confío en que con el tiempo todas las reformas resulten beneficiosas, que ese es su objetivo.

¿Se han incrementado los delitos en los últimos años?

En materia Social apenas hay diferencia con años anteriores. Sí que hubo un incremento importante con el estallido de la crisis y el crecimiento del desempleo, pero parece que se ha calmado e incluso disminuye. Sin embargo en Civil y Penal la situación es distinta y llegan a estar sobrecargados, lo que lleva a tener que tomar medidas en este sentido para poder dotar a los juzgados de los medios adecuados para evitar retrasos.

La lentitud de la Justicia sigue siendo una percepción de los ciudadanos...

Es una preocupación. Por lo general se busca que la Justicia sea rápida y eficaz. No podemos dilatar los procedimientos y ese es el objetivo fundamental de las reformas que se llevan a cabo.

También lo es la politización...

No cabe duda que en la elección de los más altos cargos en el Consejo General del Poder Judicial, los partidos políticos tienen una intervención importante, aunque ahora hay formaciones que quieren cambiar este procedimiento y hacerlo más democrático. De todas formas, a nivel de juzgado de base, que es lo que nos ocupa, en mi experiencia personal puedo afirmar con rotundidad que no existe politización de ningún tipo y los jueces actúan con total independencia; al menos en lo que yo conozco.

¿Es la Mediación una herramienta para agilizar la Justicia?

Desde luego es un método de resolución de conflictos extrajudicial que se está revelando muy eficaz e interesante. Se está promoviendo en los partidos judiciales. Ahora, uno de los propósitos del Decanato es promover la Mediación en Cartagena. Hay que ver caso por caso cuál es la controversia que se ha generado y si es posible ese acercamiento o solución extrajudicial sin necesidad de llegar a juicio. Hay que valorarlo en cada caso.

En los últimos años la corrupción ha saltado a la palestra. ¿Cree que tiene alguna solución?

Todos los casos de corrupción dan una imagen muy negativa de la actividad pública y política. Tiene que tener solución y debemos alcanzarla. La situación generada es insostenible y ha creado un clima de lo más enrarecido. Incluso, en mi opinión, creo que la situación ha llegado a influir en el resultado de las pasadas elecciones y ha provocado que el ciudadano pida cambios radicales a nivel político. Los jueces lo único que podemos hacer es exigir responsabilidad a quienes hayan incurrido en la corrupción y es lo que estamos haciendo en este momento.

La fiscal de área habla de la necesidad de un nuevo juzgado de Familia y de aumentar su plantilla en dos fiscales... ¿Comparte estas necesidades?

En efecto, la necesidad más acuciante es un nuevo Juzgado de Familia. Ahora mismo el que hay está recibiendo apoyo, pero no es suficiente para poder acortar los plazos de resolución. No obstante, en general, en los juzgados a veces el problema no es tanto de número de personal sino de medios.

¿Es necesaria la Ciudad de la Justicia?

Aglutinar todos los órganos judiciales en un mismo espacio es beneficioso sin ninguna duda. Es una necesidad de ayer, no de ahora, porque hay órganos judiciales que se han tenido que trasladar fuera del Palacio por cuestión de espacio y en el futuro seguirá ocurriendo lo mismo. Esa dispersión ocasiona molestias a los ciudadanos, por supuesto, a los profesionales y a nosotros.