Querido alcalde, con el debido respeto: Cuando leo el periódico estos días y me encuentro con noticias relacionadas con los asaltos y robos que, cada vez con más frecuencia, están sufriendo los vecinos de distintos pueblos del campo de Cartagena, ante la escasez de efectivos de los diferentes cuerpos de policía, me acuerdo de aquella película que a mediados de los años setenta del siglo pasado protagonizó Charles Bronson, El justiciero de la ciudad. Sobre todo después de ver las patrullas nocturnas que los propios vecinos han organizado para defenderse y a esas 300 personas que se concentraron el domingo en la plaza de la Iglesia de La Aljorra exigiendo más control policial.

Vaya usted a explicarles que esta inseguridad que padecemos todos ahora es una más de las consecuencias que provocaron aquellos recortes que nos dejaron un país en precario. Ellos quieren soluciones y las quieren ya. Recuerdo que hace como un año y medio la Asociación Unificada de la Guardia Civil en la Comunidad denunció públicamente la falta de efectivos y apuntaba que la crisis había llevado «a un descenso en las plantillas de los diferentes cuarteles de la Región en más de un centenar de agentes, llevando a diversas unidades a un funcionamiento irregular y deficitario».

Según he podido saber a través de LA OPINIÓN, lo que piden los vecinos que se concentraron el domingo, es la instalación de un cuartel de la Policía Local en La Aljorra, pasando de los diez efectivos actuales a quince más un cabo, y un aumento de los efectivos de la Guardia Civil del destacamento de El Albujón, pasando de los doce actuales a veinticinco.

Ahora se trata de que todos los que puedan ayudar a resolver el problema se pongan a trabajar cuanto antes. Parece que por su parte ya se han empezado a hacer los deberes y el pasado viernes el concejal de seguridad, Francisco Aznar, -ese por el que empeñó usted su palabra en el último pleno- se reunió con los vecinos y comprometió una serie de medidas que, según me cuentan, fueron bien acogidas. También es de agradecer la moción presentada en la Asamblea por el Partido Popular en la que solicita al Ejecutivo autonómico que reclame ante el Gobierno de España el envío de más agentes de la Guardia Civil a la Región que puedan reforzar los equipos de lucha contra el robo en el campo. Como dice el refrán, más vale tarde que nunca.

Por su parte el nuevo coronel de la V Zona de la Guardia Civil de Murcia, Jesús Arribas, aseguraba el otro día en una entrevista que se está dedicando la mayor parte de los efectivos a erradicar esa oleada de robos con violencia y señalaba que se están haciendo grandes esfuerzos para aumentar la presencia de las patrullas. Aunque precisó que estadísticamente la cifra de robos en el campo no es alta ya que de las 2.000 infracciones penales, solo 80 son robos de este tipo.

Sin embargo los vecinos anunciaron que piensan seguir con las patrullas nocturnas que pusieron en marcha la semana pasada. Unas patrullas formadas por entre 20 y 30 personas, que están saliendo casi a diario, a partir de las diez y media de la noche, para recorrer las calles del pueblo. Llevan chalecos reflectantes y linternas y un único objetivo: intentar disuadir e impedir que se cometan robos o actos vandálicos. Es lamentable que, ante la falta de garantías de quienes tienen que darlas, los vecinos hayan tenido que retroceder en el tiempo y organizarse al estilo, casi, de aquellos somatenes que nacieron en la Cataluña rural para defensa propia y de la tierra, que la dictadura de Primo de Rivera extendió a toda España y que se abolieron definitivamente en 1978, tras el restablecimiento de la democracia.

Curiosamente la misma época en que se rodó aquella película que mencionaba al principio y que fue la primera de una exitosa saga que continuó con Yo soy la justicia. Quizá convendría que volviéramos a verlas para que fuéramos conscientes del conflicto al que nos enfrentamos.

Espero alcalde que, entre todos, puedan solucionar este gravísimo problema que afecta a tantas familias de la Comarca y que pronto todas esas personas que ahora tienen que turnarse cada noche para protegerse, puedan volver a descansar tranquilas y sin sobresaltos.