No ha sido una triste noticia local. La muerte de un empresario nacido en Cartagena y que ha dedicado su vida a producir y a crecer como tal en su propia ciudad, no se ha reducido al entrañable ámbito de los que nos cruzábamos con él por las calles o en las iglesias.

Grandes periódicos nacionales han recogido el fallecimiento de D.Emilio Restoy enseñándonos así a todos nosotros, cartageneros, a valorar a muchos de los grandes hombres que, en todos los ámbitos, han contribuido -y contribuyen- a que el rico patrimonio de nuestra ciudad y nuestra comarca no se reduzca a piedras, a Historia, a nostalgias ni a lícitas y ambiciosas esperanzas, sino también a tantas personas físicas, actuales y pasadas, santos y agnósticos, que constituyen también parte de esa identidad tan característica, tan pregonada.

Durante muchos años, muchos de nosotros, al ser invitados por primera vez a un hogar de amigo o pariente, llevábamos -llevamos- como simbólico ´presente´ una botella ´de 43´, ese legendario y casi misterioso licor creado en el fondo de nuestro campo.

Y durante mucho años - y aún hoy- cuando acudimos a bares y restaurantes del resto de España, y en otros países, sonreímos, alborozados, al ver en sus estanterías la característica botella.

Y, al margen de sentimientos y nostalgias, tras ´el 43´ hay una gran empresa de distribución, unas magníficas instalaciones y un futuro prometedor, nos esperan (D.M).

Y el ´asiático´ como inolvidable referencia.