­La contaminación por elementos inorgánicos tóxicos que emanan de la industria y la minería y de la agricultura han llegado a la leche materna. Según las conclusiones de una tesis realizada en la Universidad de Murcia (UMU), la existencia de elementos inorgánicos en la leche materna de mujeres residentes en la comarca de Cartagena superan las concentraciones recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El estudio, que ha obtenido la calificación de sobresaliente cum laude, indica que el nivel de esas concentraciones, en algunos casos, puede constituir un riesgo para la población; en especial, para las madres gestantes y sus hijos.

El objetivo general de la tesis doctoral, realizada en la Facultad de Medicina por Sandra Jiménez Rejón, fue evaluar los niveles de distintos elementos inorgánicos y compuestos perfluorados en leche materna. Para ello, la autora analizó 77 muestras de leche de madres residentes en los municipios de Cartagena, La Unión y la bahía de Portmán. Y realizó una encuesta para cada participante acerca de las características del niño y de la madre, alimentación y hábitos maternos.

Los elementos inorgánicos tóxicos seleccionados fueron plomo, cadmio, mercurio, arsénico, zinc, cobre, aluminio, cromo, níquel, manganeso, hierro y selenio, mientras que los compuestos perfluorados (PFC´s) estudiados fueron PFOA, PFNA, PFDA, PFDoDA y PFUnDA.

Los resultados obtenidos tuvieron en todos los casos y en proporciones variables dependiendo del compuesto analizado, niveles superiores a los recomendados por organismos internacionales como la OMS, excepto para los compuestos perfluorados.

Campo e industria

Entre las conclusiones de la tesis defendida por Sandra Jiménez, figura el hecho de que la leche materna de las mujeres que viven en la zona industrial/minera más de cinco años presentó los niveles máximos de aluminio, zinc, arsénico, plomo, mercurio y níquel, y el número de años viviendo en ella se correlacionó positivamente con los niveles de níquel.

Por el contrario, las concentraciones máximas más altas de manganeso, cromo y hierro se determinaron en la leche de mujeres que viven en la zona agrícola. «Estos resultados sugieren y confirman distintos perfiles de contaminación ambiental de estas zonas», destaca la investigadora.

Por otra parte, los resultados indican que los niveles de cadmio y zinc en leche materna fueron menores en las madres con niños de mayor edad, «lo que confirmaría la teoría del paso de sustancias tóxicas de la madre al niño durante la lactancia, reduciendo la carga materna de las mismas».

Otro aspecto confirmado indica que los niveles de cadmio y cobre fueron superiores en leche de madres con hijos de menor peso en el momento actual y a su vez, los niveles de arsénico eran mayores en la leche de mujeres con niños de menor peso al nacer, «por lo que se demuestra que la exposición a elevadas concentraciones de ciertas sustancias tóxicas se asocia a bajo peso infantil», apunta Jiménez.

También la alimentación influye significativamente en los niveles de determinados elementos en la leche materna: la cantidad de agua consumida por la madre se asoció con mayores concentraciones de aluminio y plomo; la alimentación vegetariana con niveles mayores de plomo, arsénico, cadmio y manganeso, y un elevado consumo de fruta con un aumento de las concentraciones de cobre.

Los niveles más elevados de cadmio en leche materna se asociaron con el consumo de tabaco materno, lo cual se explica por la alta concentración de dicho contaminante en el humo del tabaco, apunta Jiménez.

La tesis doctoral fue dirigida por los profesores del Departamento de Ciencias Sociosanitarias de la Facultad de Medicina de la UMU, María Dolores Pérez Cárceles y Miguel Motas Guzmán.