La plaza de la iglesia de San Antón volvió ayer a dar el protagonismo a las mascotas de los miles de ciudadanos que se dieron cita en el templo para acudir a la esperada bendición de los animales en el último día de los festejos patronales del barrio cartagenero. Un acto que estuvo precedido de una diana floreada patrocinada por la concejalía de Festejos, las finales de las competiciones deportivas, un desfile de enganches de tradición y una misa oficiada por el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes.

Al término de la eucaristía, el propio prelado fue el que inició la bendición de las mascotas, entre las que no faltaron los acostumbrados perros y pájaros, así como animales más extraños de cuidar en casa como burros o caballos. «No podiamos faltar a la bendición. Recogimos a Úrsula de la perrera hace cuatro meses y queríamos que el obispo le diera su bendición», afirmaba María Dolores tras salir del grupo de personas que esperaban las gotas consagradas del prelado desde la escalinata de la parroquia local.

Otros, como Antonio, no dudaron en acudir a la cita con su burro, Pepito, que fue uno de los reclamos de los cientos de niños que acudieron al tradicional acto acompañando a sus progenitores.

También canarios y caverneras recibieron la gracia del párroco del templo sanantonero, quien una vez retirado el obispo tomó el relevo. «Ellos no se enteran de nada, pero es por continuar las tradiciones», decía Ana María con su jaula hecha a mano.

Las autoridades políticas tampoco quisieron perderse la cita. La consejera de Cultura y Portavocía del Gobierno regional, Noelia Arroyo, acudió a la misa y posterior bendición de los animales, al igual como el alcalde de la ciudad, José López, y un buen número de concejales.

Al finalizar, una hora después de iniciar las consagraciones, los asistentes pudieron pasar al templo para ver la imagen del Patrón del barrio, San Antón, que por la tarde procesionó por las calles de la localidad cartagenera. Los ciudadanos también pudieron adquirir los tradicionales rollos de San Antón, bendecidos también por Lorca Planes, por dos euros la bolsa.

Los bares en torno a la plaza también se llenaron de personas para aprovechar el último día de los festejos y degustar el pulpo asado.

El cierre de fiestas lo puso un gran baile en el local social, amenizado por el grupo Nácar, y un castillo de fuegos artificiales.