Juan Antonio Cerrada Trullenque ha fallecido. Ha seguido, tras unas semanas, el camino que recorrió su compañero de corporación municipal -y mi compañero- Aureliano Gómez Vizcaíno.

Juan Antonio, médico entregado a su profesión con entusiasmo , dedicación y esfuerzo representa -como Aureliano- el añorado tipo de hombre culto, austero, estricto y generoso en el esfuerzo y la dedicación, que ha servido, durante muchos años a pacientes, a trabajadores y a convecinos, «a coste cero», como diría Tomás Martínez Pagán, en el ámbito municipal. Y sin ostentación, sin protagonismos y sin exigencias.

Su paso como concejal y teniente de alcalde del ayuntamiento de Cartagena fue un paso en la modestia, en el espíritu de servicio, en la discreta abnegación, consciente de que «ante Dios no hay héroe anónimo», actitud que mantuvo firme en sus creencias y en su entrega. Personas como Juan Antonio no son exclusivas -ni mucho menos- de una época, casi innombrable; los ha habido y los hay ahora también. Pero ahora, en muchos casos se les nota más?

´Yoya´, su esposa y su extensa familia puede sentir legítimo orgullo por haberle acompañado en su largo camino por esta tierra; y sentir la seguridad de que ha encontrado un maravilloso, inimaginable, destino final.