Dada la gran trayectoria demostrada por la Cruz Roja de Cartagena desde sus primeros pasos en la época del Cantón, no debió extrañar que en 1929 su labor fuera reconocida a nivel internacional. El 10 de junio de ese año el cónsul de Italia en nuestra ciudad, Silvio Migliozi, recibió un telegrama que decía lo siguiente: «La Cruz Roja de Italia tiene el honor de conceder a su hermana querida de Cartagena, la medalla de Plata de mérito». Entre los méritos que se recordaban figuraba la actuación de nuestra Cruz Roja en el salvamento de las víctimas del naufragio del vapor italiano Sirio, ocurrido en Cabo de Palos en 1906. También tuvo un papel importante cuando el vapor San Giorgio III, de la misma nacionalidad que el anterior y cargado de nitrato, se incendió en el muelle en junio de 1920.

El hecho de que fuera la primera vez que la Cruz Roja italiana otorgaba esta distinción fuera de su país, nos da una idea de la importancia de la misma. El destino quiso que pocos días después una división de la Marina italiana, con el almirante José Cantú al mando, arribara a nuestro puerto. Entre los actos organizados en su honor se celebró una matinée en el Real Club de Regatas, evento que fue aprovechado por la Ambulancia Sanitaria de la Cruz Roja para visitar al señor Cantú y transmitirle lo agradecidos que estaban por la alta distinción de que habían sido objeto por parte de sus compatriotas. Pero por si fuera poco, unos meses después, la Asamblea Suprema de la Cruz Roja Española concedió la corbata de la Constancia a la bandera de la Cruz Roja local.

Habiéndose concedido esos dos galardones es normal que se preparara un gran acto para proceder a su entrega, un acto que tuvo lugar el 19 de Enero de 1930. El escenario elegido fue el patio de la Casa de Misericordia, bellamente engalanado para la ocasión con un altar presidido por la imagen de la Inmaculada Concepción y las banderas de Italia y España. La Ambulancia de la Cruz Roja formó con su escuadra de gastadores, banda de cornetas y tambores, carros de camilla y la sección de mar, acompañados también por los Exploradores de Cartagena. La delegación italiana estuvo encabezada por el agregado militar coronel Mario Tonini y el marqués de la Ribera representó a S. M. la Reina, pues la soberana era la jefa suprema de la organización benéfica.

Tras una misa a la que asistieron todas las autoridades civiles y militares de la ciudad se procedió a la imposición de la medalla y la corbata por parte del señor Tonini y el marqués de la Ribera. No faltaron sendos discursos por parte de las dos máximas autoridades los cuales fueron respondidos por el literato y militar Óscar Nevado, quien agradeció en nombre de la Cruz Roja de Cartagena los honores recibidos.

El colofón del acto fue la imposición al cónsul italiano Migliozi de la medalla de Oro por su colaboración con la entidad cartagenera. En resumen, una jornada histórica para nuestra ciudad en la que los lazos entre España e Italia se afianzaron mucho más si cabe gracias al buen hacer de la Cruz Roja de Cartagena.