­Juan Aroca tiene instalada una réplica del cartel del subamarino en su casa. Este prototipo hecho a escala mide unos 80 centímetros. «Mi mujer, Josefina, se ha enfadado conmigo porque he quitado un cuadro que le gustaba mucho para poner el luminoso del Peral. Sin embargo, a mis nietos les encanta venir a verlo y observar cómo parpadean las luces de la silueta del submarino», comenta con satisfacción Aroca.

Aunque confiesa ser un «analfabeto digital», su sapiencia no le impide estar a la última sobre lo que acontece en las redes sociales de la familia. Sobre ello afirma que «mis once nietos vieron el submarino iluminado por primera vez a través de un grupo de Whatsapp y a todos les ha encantado». En el caso de Juan el refrán de no tener abuela se puede aplicar a la inversa: «Mis nietos me quieren mucho», recalca.

El diseñador del neón del submarino Peral explica que el cartel que ha creado está preparado para tener distintas funciones de iluminado. Por ejemplo, destaca que puede programarse para que la luz parpadee cada cierto tiempo. «Ahora mismo lo tengo configurado para que funcione intermitentemente durante intervalos de 30 segundos», añade. Otra de las bondades de su creación, según él, es que está equipada con mecanismos que hacen que se apague cuando se hace de día, para que solamente funcione en la oscuridad de la noche0.