Quien esto escribe no podía dejar finalizar este año sin hacer una mención al 150 aniversario del nacimiento del que fuera gran trovero cartagenero José María Marín. Nació el protagonista de la historia de hoy el 18 de julio de 1865 en La Palma, población donde una de sus plazas acoge el monumento realizado en su honor por la escultora Maite Defruc. Sobre su vida y obra han escrito autores como Sebastián Serrano Segovia, quien publicó en 1980 el libro Marín, rey del trovo, o el también trovero cartagenero Ángel Roca quien le dedicó un ejemplar incluido en la colección Almarjal, ambos de imprescindible lectura para conocer el personaje y su arte.

Un arte el del trovo o poesía repentizada que en el caso que nos ocupa Marín lo va a conocer en La Unión, ciudad a la que se traslada para trabajar en las minas. Precisamente las quejas y tristezas de los esforzados mineros en su lugar de trabajo van a tener su canal de expresión en las palabras del trovero por excelencia. Pero también va a dedicar sus trovos a acontecimientos importantes ocurridos en nuestra comarca, como lo fue el terrible naufragio del vapor Sirio el 4 de agosto de 1906. Estos decían; «El Sirio correo italiano que para América iba, naufragó de agosto el cuatro, frente al faro de la Hormiga, la costa del mar hispano desconocer demostraba, aquel decrépito anciano que por capitán llevaba, el Sirio correo italiano».

Contemporáneos de Marín fueron trovadores como Manuel García Tortosa ´el Minero´, Gregorio Madrid, Leandro Bernal y José Castillo, entre otros. Según nos cuenta Serrano Segovia en su libro, uno de sus mayores contrincantes sobre las tablas, José Castillo, dijo de él lo siguiente: «Marín era el coloso de los trovadores contemporáneos, este hombre extraordinario con cara de bonachón y plebeyas costumbres, obrero de toda su vida, tiene una facilidad asombrosa para versificar al compás de la guitarra».

Numerosas fueron las veladas que el gran artista animó batiéndose en duelos troveros hasta su fallecimiento en su casa de Barrio Peral en 1936. En 1965, coincidiendo con el centenario de su nacimiento y siendo alcalde Federico Trillo-Figueroa, se acordó darle el nombre de Paseo del Trovero Marín al trozo de carretera existente entre la plaza de Bastarreche y el Paseo de las Delicias de Santa Lucía. Este fue uno más de los diversos actos que se realizaron en la denominada ´Semana de Marín´ que contó con la colaboración de los ayuntamientos de Cartagena y La Unión. Entre ellos citaré la inauguración del monumento funerario, realizado por los pintores cartageneros Enrique Gabriel Navarro y Ramón Alonso Luzzy, en la tumba del trovero en el cementerio de San Antón.

Y para terminar esta historia qué mejor manera que hacerlo con un trovo de Marín cuando estaba cercana su muerte: «Cuando yo en la tumba esté, si me llaman a cantar, a quererme levantar, muerto estando, probaré».