Maceteros rotos y flores prácticamente agotadas. Esa fue la tónica predominante al final de la mañana de ayer en los camposantos cartageneros. El fuerte viento fue el causante de la rotura de muchos de los centros que los familiares habían dejado a sus difuntos durante los días previos a la jornada dominical, pese a que muchos optaron por salvaguardarlos con piedras, una gran cantidad de estos adornos florales amaneció volcado e incluso hecho pedazos, dejando deslucidas las lápidas de mármol de cementerios como el de San Antonio Abad o el de Los Remedios.

Por otro lado, según las floristas del camposanto sanantonero, «la alegría a la hora de comprar ya se ha notado este año». De hecho, al filo de las dos de la tarde de ayer se rebajaban los últimos centros y ramos de claveles y gladíolos porque ya no quedaba casi nada de género por vender. «Este año hemos aumentado las ventas de flores casi un 20% más que el anterior», explicaron. Aunque algunos clientes se quejaban de que «nos hemos gastado lo mismo de siempre, pero los ramos van más escuetos que otras veces». Todo depende del lugar y de la hora a la que se compren, explicaban las floristas.

Al margen del asunto decorativo, quienes se acercaron ayer a honrar a su seres queridos a las necrópolis cartageneras observaron que este año acudió menos gente de lo habitual el Día de Todos Los Santos. Y es que, según comerciantes, agentes de la autoridad y usuarios, «ha venido mucha más gente los días previos al domingo que el propio día grande en sí». También es cierto que, para algunos, la sensación era que había menos lápidas adornadas que otros años.