En un día como hoy en el que miles de cartageneros acuden a nuestros cementerios para visitar a sus seres queridos, la historia versa un año más sobre temas relacionados con lo funerario. Pero lo funerario visto desde el punto de vista artístico, pues a la burguesía que habitaba nuestra ciudad a finales del siglo XIX les preocupaba que su última morada estuviera acorde con las hermosas mansiones en las que habían residido en vida.

De esa burguesía adinerada hoy le toca el protagonismo a Andrés Pedreño, rico propietario de minas, diputado y miembro de la comisión que promovió la construcción del cementerio de Nuestra Señora de los Remedios inaugurado en 1868.

El margen izquierdo del paseo central de dicho camposanto fue el lugar elegido por el señor Pedreño para levantar su panteón, una de las joyas arquitectónicas de este cementerio. El arquitecto que dirigió las obras fue Carlos Mancha, autor asimismo del impresionante palacio que la familia poseía en la céntrica Puerta de Murcia. En cuanto al diseño hay que decir que es una réplica casi exacta del panteón de la familia Boode en el cementerio parisino de Pere Lachaise.

Y supongo que el lector se preguntará el motivo de dicha inexactitud, y no es otro que el haberse inspirado Mancha en una litografía que el arquitecto Rousseau y el litógrafo Lasalle realizaron en 1846, y no en el original. Caprichos del destino pues sería París la ciudad desde la que un acuciado José Jesús Pedreño, hijo del protagonista, escribiría en 1894 ofreciendo vender el palacio familiar al ayuntamiento de Cartagena para que acogiera la sede del consistorio, idea que no fraguó.

Importantísima fue la labor llevada a cabo por el escultor cartagenero Francisco Requena quien nos legó entre otras la figura del soldado Roldán en el Hospital de Caridad.

Destacan las imágenes de las tres virtudes teologales, Fe, Esperanza y Caridad; la primera de ellas coronando el panteón con sus ojos vendados, la segunda aferrada a un ancla y la tercera muy maternal con un pequeñuelo en sus brazos y otro bajo su manto.

En la bella rejería artística que rodea el panteón no podían faltar piezas de fundición, por eso dispone en las esquinas de dos vasijas llameantes como elemento funerario y alegórico.

Pero la descripción de esta obra de arte no estaría completa si no mencionara la cripta en la que están enterrados los miembros de la familia Pedreño, y la pequeña capilla que provista de un altar se alza sobre ella. Sin duda alguna el cementerio de los Remedios encierra auténticas maravillas y el Panteón de Pedreño, es una de ellas.