­Con un acento malagueño que da el clásico toque andaluz gracioso a todo lo que dice, Hallar Abderrahaman cuenta su trabajo y su mundo, que a más de uno sonrojaría al ver que tras esta joven se esconde una persona que lucha por los derechos humanos desde donde hay que luchar, desde la primera línea.

¿Qué ayudas prestan a los refugiados?

Recibimos a los refugiados que nos mandan desde el Ministerio y los enviamos a los lugares habilitados por las entidades. También trabajamos con ellos su integración, dándoles asesoramiento jurídico y social. Una atención en todos los sentidos, facilitando las ayudas que tiene el Ministerio. La mayoría no se quieren quedar aquí, sino ir a Alemania, así que también preparamos el viaje para facilitarlo.

¿Qué problemas se encuentran?

Hay veces que tenemos que ir a Urgencias o a la Comisaría para tramitar cualquier tipo de documentación, nos encontramos con dificultades respecto al idioma y la traducción. También a los que sí que se quieren quedar más tiempo en el país, las gestiones para poder cursar unos estudios universitarios, por ejemplo, requieren una documentación que está en su país de origen y que es casi imposible conseguir por la situación.

¿Cómo ve las actuaciones que se llevan a cabo desde las administraciones?.

Es cierto que hacen falta más recursos, sobre todo en profesionales que estén al nivel para la atención de los refugiados. Quizá todo se ha hecho de forma precipitada. La cuestión del idioma es fundamental.

¿Europa ha estado a la altura?

Creo que ha reaccionado tarde y ha fallado a los refugiados. No ha abierto los ojos hasta ver imágenes crueles en la tele. Nosotros trabajamos con ellos desde hace más de dos años, no desde aquella imagen del niño. Siempre estamos a tiempo de enmendarlo, porque siguen llegando y podemos resolverlo de la mejor manera. Ayudándoles de la mejor forma posible. Soy positiva y creo que la solución es factible y cercana, pero hay que trabajar mucho más.