El caso de 'Diente de oro', que juzga a una treintena de personas involucradas en delitos por tráfico de drogas y blanqueo de dinero destapados en 2006, vivió ayer su segunda confesión. Fue la del director de una sucursal bancaria de San José Obrero, imputado en el caso, que afirmó haber vendido un décimo de lotería premiado, aunque negó que fuera al principal acusado Manuel F. F., apodado 'Diente de oro', tal y como sostiene la Fiscalía.

«Fue al 'Chatarrero', como le decían a Pedro García -aunque también lo llamó Martínez- en el barrio», dijo antes de reconocer que no lo confesó a las autoridades hasta siete años después de los hechos por miedo a Hacienda y que el décimo pertenecía también a otros dos compañeros.

La sesión de ayer también contó con el testimonio de otro director del mismo banco que en la fecha de los hechos estaba en la oficina de Vista Alegre y que fue señalado por 'Diente de oro' como la persona que le suministró décimos de lotería premiados, así como todos los trámites administrativos para 'limpiar' dinero relacionado con la droga. No obstante, este imputado negó los hechos, pese a que confirmó que redactó y firmó los depósitos y las cancelaciones de los décimos en su entidad.

Ambos, que para el Ministerio Fiscal trabajaban de mutuo acuerdo, indicaron ayer que no se conocían más allá de ser compañeros de trabajo y que apenas hablaron de otra cosa que no fuera el oficio.

Por su parte, la mujer y dos hijas del principal acusado también declararon ayer como imputadas y confirmaron todo lo que dijo 'Diente de oro' el lunes: que compraron décimos de lotería y apuestas premiadas para blanquear dinero. Las tres se negaron a responder a preguntas de las defensas de los directores del banco.