A este rincón histórico-literario del diario le corresponde semanalmente recordar episodios y personas del pasado de nuestra ciudad, evocando lo acontecido en ella para darlo a conocer a las nuevas generaciones. A quien esto escribe le consta que todavía hoy hay miles de cartageneros, los niños o jóvenes adolescentes de ayer, que vieron crecer el mito de Aledo, el luchador. Pero antes de hablar del personaje hay que situar el contexto, la España de los años cincuenta donde a los clásicos entretenimientos del cine, el teatro, la zarzuela, el boxeo, los toros o el fútbol, se le va a añadir un deporte llamado lucha libre americana. Aunque compartía algunas reglas del boxeo era mucho más espectacular y sus combates no dejaban indiferente a nadie.

El nombre de Modesto Aledo empezó a sonar el verano de 1952, año en el que tras un paréntesis se vuelven a organizar veladas de lucha libre en la plaza de Toros. En el cartel anunciador del evento se decía de él que era «el luchador más científico de España», y le tocó batirse con el franco-marroquí Abd-el Kader, ambos de la categoría de pesos medianos-ligeros. Considerado por la prensa local como ´cartagenero-valenciano´ pues nació aquí pero se afincó en Valencia siendo un chaval, su pequeño tamaño unido a su técnica hacía de él un luchador temido por sus contrincantes. Unos contrincantes entre los que se encontraban Ochando ´el rey de Aragón´, Pizarro, Henry Plata, nombres que seguro algún lector recordará. Fueron muchos los combates de nuestro paisano en los que victoria tras victoria le harían ser campeón de España y de Europa, logrando el campeonato del Mundo en 1955, título que retuvo durante ocho temporadas.

Ese año El Copo, recinto deportivo ya desaparecido que estaba ubicado en el paseo de Alfonso XIII, acogió una Gran Gala en el que nuestro protagonista se enfrentó al internacional LaBarba y los cartageneros pudieron aclamar a su ídolo. Durante casi tres décadas estuvo recorriendo todo el planeta librando combates hasta su retirada definitiva en 1976. A pesar de vivir en Valencia su ciudad natal y sus admiradores no lo olvidaron nunca, y por eso le prepararon una gala de despedida y homenaje que se celebró en octubre de 1978 en el pabellón de deportes de nuestra ciudad. Un Aledo ya retirado y que se dedicaba en esos momentos a formar a nuevas promesas de la lucha libre volvió a subirse al ring para enfrentarse al argentino Alberto Rossi. Una noche emocionante para el gran luchador que apenas once años después de aquel homenaje fallecería en Valencia, pero que dejó una huella imborrable en la ciudad que le vio nacer.