Al militar Francisco Druida y a otros dos compañeros se les ocurrió crear la tropa de los Celtas, la segunda más numerosa en las fiestas de Carthagineses y Romanos con 253 componentes, en 1992 mientras patrullaban en el submarino S-64 Narval. «Queríamos pertenecer a un grupo festero, y al principio yo hasta incluso tenía pensado unirme a las de Magón», recuerda Druida. Uno de los problemas con el que las tropas y legiones reman a contracorriente son las bajas. «A nosotros nos afectó la crisis económica. Un año hubo 30 bajas, pero ahora hemos remontado el vuelo con 14 altas», asegura el presidente de los Celtas, Eduardo Carrión.

La primera hornada de mercenarios celtas procedían del submarino Narval y del Arsenal militar de Cartagena. «Al menos unas 30 personas fuimos los socios fundadores, que nos reuníamos todos juntos a tomar cervezas en el bar mientras planeábamos las actividades. Actualmente quedamos unos 10 o 15 socios fundadores», explica Druida. Los pueblos celtas, por lo tanto, empezaron a formar parte de las fiestas en el año III de Carthagineses y Romanos.

Entre los actos previstos a partir del próximo viernes día 18 destacan la ya tradicional investidura de los nuevos guerreros y las bodas Celtas, una recreación que se hará el sábado 26 a la una de la madrugada invocando a los cuatro elementos: Agua, aire, fuego y tierra.

Ritual funerario por incineración

Otra actividad que llevan dos años sin poder hacer por las lluvias es el ritual funerario por incineración. Si el clima lo permite, el sábado 25, tras la batalla, recrearán el fuego del rito con pirotecnia. Preguntados por las novedades que van a incluir este año, el presidente de los celtas dice que «la cerveza de importación y los conciertos de chirigotas y música rock de los 80» serán algunas diferencias con respecto al resto de casetas. Carrión lleva el sentimiento celtíbero en la venas. Toda su vida está ligado a esta tropa que preside desde hace un par de años.

«Íberos y Celtas tienen un perfil muy marcado y consolidado en las fiestas», asegura el presidente de la Federación de Tropas y Legiones, Javier Ibernón. Su homólogo del Senado Romano, José Antonio Meca, opina que «Celtas e Íberos son dos tropas consolidadas que no necesitan carta de presentación». A diferencia de los Íberos, los Celtas se caracterizan por llevar pantalones de cuadros, cotas de malla protectora y cuernos. «Sus vestimentas son espectaculares, van con sus mejores galas. Para mí son dos de las mejoras tropas», confiesa un Meca apasionado de las fiestas.

Pese a contar con 253 componentes, la tropa tiene una amplia red de socios no presenciales en Carthagineses y Romanos. Si se tomara en cuenta a este otro grupo de célticos, las cifras podrían igualar e incluso superar a los Íberos, con 287 guerreros en sus filas. Todo aquel que desee pasar el año XXVI en la caseta céltica de dos pisos -la zona de arriba es de descanso-, participar en sus diferentes actividades y colocarse unos cuernos en la cabeza al estilo vikingo deberá abonar 60 euros al año, de ahí que la crisis económica haya provocado que muchas familias empiecen a recortar gastos y, como consecuencia, se den de baja.

«Cualquier miembro de la tropa debe abonar una cuota de 5 euros al mes para apoyar económicamente los costes del montaje, como los camiones y diversas grúas que transportan las vallas», cuenta Meroño.