El faro de Cabo de Palos está de celebración este año al cumplirse los 150 años desde aquel 31 de Enero de 1865 en el que su luz alumbró por primera vez la costa cartagenera. Si regresáramos a la época romana sabríamos que palus significaba laguna en latín, de ahí que el nombre del accidente geográfico fuera ´cabo de la laguna´, en clara referencia al Mar Menor. También conoceríamos que algunos historiadores denominaban al lugar el promontorio de Saturno, considerado Dios de la agricultura y la cosecha por los romanos.

Damos un salto en el tiempo y viajamos a 1852, momento en el que el periódico local, curiosamente llamado El Faro Cartaginés, afirmaba que el ingeniero civil señor Castro había levantado el plano designando el punto donde iría colocado el faro de primer orden. Pese a ello habría de pasar una década para que saliera a subasta la obra de cimentación y poder leer en el diario La Correspondencia de España que las obras de construcción se habían adjudicado en pública subasta por 1.329,802 reales de la época.

La necesidad de disponer de un faro era grande, pues la cercanía del bajo o laja de las Hormigas y el desconocimiento de su existencia por algunos capitanes de barco, había originado bastantes sucesos y no impediría que hubiera más. De los anteriores al faro hay que recordar al vapor italiano Nord América, naufragado en 1883. Y de los posteriores, el más conocido, de la misma nacionalidad, el vapor Sirio, en él perdieron la vida en agosto de 1906 más de medio millar de personas. En ambos casos las consecuencias podrían haber sido mucho peores de no haber actuado inmediatamente el torrero y los pescadores de la localidad.

Complementos importantes de la labor del faro vinieron a ser sucesivamente la Estación de Salvamento de Náufragos y la Estación Telegráfica. La primera de ellas se inauguró en 1885 y contaba con un bote salvavidas y un carro varadero. Su edificio estaba situado en el punto más visible del cabo. En cuanto a la Estación Telegráfica , la sede se emplazó en la parte sur de la carretera que conducía al faro en 1913. El montaje de la misma fue realizado por la empresa Compañía Nacional de Telegrafía sin Hilos, dirigió las obras el ingeniero francés H. Sauvé y la antena de 75 metros de altura tardó nueve días en instalarse. Para que el lector se haga una idea del avance tecnológico que suponía, desde ese momento se podían enviar radiogramas a estaciones situadas hasta una distancia máxima de 800 kilómetros.

En cuanto al funcionamiento del faro, de los primeros encendidos con aceite de oliva se pasó a utilizar el petróleo. Hasta los años 60 del siglo pasado no llegaría la electricidad a este pueblo pesquero, y por ende al faro. Por orden ministerial era uno de los tres faros que debía encenderse un cuarto de hora antes de ponerse el sol, y no un cuarto de hora después como el resto de faros españoles.

Por último, no podía faltar la mención hacia la plantilla que en algunos momentos estuvo compuesta, además del torrero, por un técnico, un electricista y un marinero. Todos ellos eran los encargados de que todo funcionara bien dentro de este gigante que desde hace 150 años avisa a los navegantes del Mediterráneo y embellece con su presencia y luz el litoral cartagenero.