­Como manda la tradición, el Burro de Perín volvió a ascender a lo alto del campanario de la localidad el sábado para limpiarlo de los matorrales que allí crecían, pero antes se paseó al pollino por las calles del pueblo, el real y su versión en cartón piedra, que es el que realmente izan a la torre de la iglesia. Un desfile de carrozas animó las calles del pueblo, que seguirá de fiestas hasta el próximo domingo.