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La Armada quiere alargar cinco años más la vida útil de los tres sumergibles de la serie S-70 que quedan en el Arsenal: el Mistral, el Galerna y el Tramontana. Precisamente, este último se encuentra desde el 1 de septiembre en los astilleros de Navantia realizando su cuarta y última parada técnica de carácter ordinario, presupuestada en 42,9 millones de euros. Defensa estudia alargar cinco años más la vida útil de estos tres submarinos para cuando finalice el mantenimiento del Tramontana, que aunque ahora está en dique seco volverá a pasar por el as tillero con una gran carena adicional de carácter «extraordinario», que sería la quinta. Con esto las naves sobrepasarían los 30 años de navegación, superando así el tiempo máximo estimado de durabilidad.

Esta medida se debe a que el estado de los tres buques, que se encuentran en su último tercio de vida, es bueno porque no están muy castigados y se han modernizado con nuevas tecnologías como telescopios de última generación. El objetivo, según explican desde la Flotilla de Submarinos, «es que el S-80 no se quede solo y siempre dispongamos de cuatro sumergibles en la base». Así pues, la entrega del s-80 en 2020 quedará flanqueada por las tres naves actuales. Recordar que el Siroco, que formaba parte del cuarteto de la serie 70, fue dado de baja en 2012 al desechar la posibilidad de hacerle carena ante la llegada del S-80, que luego se retrasó.

El Mistral sería el primero en entrar en los astilleros de Navantia para el año 2018 y su tiempo de servicio se alargaría hasta el 2024. De todos modos, hay que tener en cuenta que estas mejoras técnicas tienen una duración aproximada de año y medio de trabajo.

Pese a que los militares al mando recalcan que está todo en estudio, los mismos muestran un gran optimismo al respecto y señalan que, por el momento, «todo parece viable». Igualmente, alegan que «las dotaciones han cuidado muy bien la plataforma de los submarinos», una de las partes vitales para que este arma militar de disuasión siga navegando. Al fin y al cabo, todos asumen ya en la Armada que al ritmo que se vayan construyendo los S-80 se irán retirando los de la serie 70.

Ahora mismo la Flotilla de Submarinos está en un proceso de transición a la espera de recibir el nuevo arma naval que permitirá reducir la tripulación de 60 a 40 personas, más velocidad y una mayor resistencia. Mientras tanto, la base cartagenera sigue haciendo operaciones con dos naves en el mar: el Mistral y el Galerna. Este último está desarrollando durante estos días una operación en el mar, aunque su ubicación exacta no ha sido desvelada alegando motivos estratégicos para la defensa.

Y es que no todo es el S-80, ya que los dos sumergibles que hay en el mar en la actualidad siguen con sus compromisos con la seguridad nacional, así como participando asiduamente en numerosas misiones de la OTAN. Los 300 submarinistas del Arsenal de Cartagena -entre los que hay oficiales, suboficiales, cabos y marinería-pasan hasta 30 días en las profundidades del mar realizando labores de ataque al tráfico marítimo y patrullas contra fuerzas de superficie y submarinas.

¿En qué consiste esta reparación?

Los expertos en la industria naval explican que no es una reparación en sí misma, sino que se trata de un proceso rutinario que se le hace a todas las unidades a través del cual se destripan y se desarman los submarinos por completo. Durante el mismo se desmontan pieza a pieza para ver qué cosas fallan o están deterioradas con el propósito de repararlas o proceder a sustituirlas por otras nuevas. Su duración, que varía el función del presupuesto y de los materiales que se necesiten en cada caso, dura alrededor de un año y medio y proporciona a Navantia una carga de trabajo para 300 empleados. La última, la del Tramontana, tiene un presupuesto de más de 40 millones de euros.