Un joven de 20 años, natural de Madrid, tuvo que ser atendido con urgencia por los vecinos de Calblanque, cerca del Mar del Menor, al sufrir una reacción alérgica debido a las picaduras de cientos de mosquitos, cuando practicaba senderismo por un monte que une las playas del Negrete y Cobaticas, según los propios residentes, quienes se quejaron de una plaga de insectos en la zona. El propio concejal de Medio Ambiente, Francisco José Calderón, confirmó la situación, aunque alegó que fue «la Comunidad Autónoma, por la razón que sea, la que no avisó a la empresa de fumigación cuando debía hacerlo y evitar así la eclosión de los huevos de insectos».

Fernando, un vecino de la zona y enfermero, actuó, junto a otro compañero de trabajo y residente en el parque natural, siguiendo el protocolo contra picaduras: aplicar antihistamínico y corticoides para combatir la inflamación del cuerpo. «El chico era joven, robusto y le costaba trabajo respirar, así que antes de poner en marcha el protocolo comprobamos que tenía bien la tensión. Llevaba tantos picotazos que no se le reconocían las orejas», dijo el enfermero, quien más tarde, cuando el chico ya se encontraba mejor, aplicó pomada por las partes afectadas.

El suceso tuvo lugar la noche del pasado domingo, en torno a las diez y media, cuando Fernando y su esposa escucharon gritos de auxilio y salieron de casa para comprobar qué ocurría. El joven iba acompañado por otras dos personas, un hombre de 50 años y otra chica que rondaba la veintena. «Querían bajar del monte, a la playa, donde tenían aparcado el coche para llevarlo a un hospital», recordó el vecino de Calblanque, que aconsejó a los senderistas, tras poner en práctica el protocolo, que acudieran al hospital más cercano.

Actuar con rapidez fue lo que le salvó la vida al chico de 20 años, ya con evidente falta de oxígeno al llegar a casa de Fernando. «Iban bien equipados para practicar senderismo, pero en nuestra Región sobre todo es imprescindible el repelente contra mosquitos, del que no disponían los veraneantes», añadió el sanitario. Según él, la ruta que siguieron los tres madrileños, entre la Negreta y Cobaticas, es una vía alternativa a otros caminos: por el monte, calculó, «puedes llegar a recortar dos kilómetros».

El problema de la presencia de mosquitos en la zona reside en que la Comunidad Autónoma olvidó avisar a la empresa encargada de fumigación, según recordó el edil de Medio Ambiente. Cada primavera, los campos de la Región reciben un baño de agua para que, en un máximo de cuarenta y ocho horas, una empresa de fumigación impida la eclosión de los huevos de insectos o, en todo caso, el desarrollo de las larvas.

«Hubo un desajuste temporal en la Comunidad Autónoma, que no avisó a la empresa con el margen suficiente de tiempo. No obstante, el tema está controlado actualmente. Este verano, por ejemplo, ya no se ven tantas cucarachas», aseguró Calderón. La compañía de control de plagas, continuó, «actúa en diferentes puntos de la Región y sus servicios están contratados por varios Ayuntamientos».

Por su parte, el presidente de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), Pedro García, dijo que cada año, principalmente en la época de primavera, la Comunidad Autónoma hace una fumigación biológica en la zona de las salinas de Calblanque, y la falta de coordinación de la misma es la que ocasionó que el joven madrileño de 20 años recibiera las picaduras que a punto estuvieron de costarle la vida, si no llega a ser por Fernando y su vecino, aunque los dos quitan importancia al asunto y afirman que lo importante es que no pasara nada grave, que ellos tan sólo hicieron su trabajo y que prefieren continuar en el anonimato del parque regional.