La idea de la Junta de Obras del Puerto, anunciada recientemente, de recuperar la playa del Espalmador Grande para disfrute de los cartageneros, nos hace retroceder en el tiempo para comprobar cómo esta zona ya tuvo un uso similar, aunque más limitado, a finales del Siglo XIX y parte del pasado Siglo XX.

Hay que diferenciarla del Espalmador Chico, lugar donde se construyó el Balneario de San Bernardo, conocido también como ´El Chalet´, que abrió sus puertas en 1894. Con fecha de 22 de Junio de 1896 el ciudadano Agustín Valdivieso presentaba una instancia al Ayuntamiento solicitando permiso para construir una barraca con destino a baños, en el sitio entendido como Espalmador Grande.

La instalación, que tendría carácter temporal, mediría diez metros de longitud, una anchura de seis y una altura sobre el nivel del mar de casi cinco. En cuanto a los materiales utilizados en su construcción estaba previsto el uso de hierro, cuerdas de cáñamo y se cubriría con esteras de esparto. No sería la única petición pues el adinerado comerciante local Enrique Enthoven también quiso tener su propia caseta de baño allí, y así se lo hizo saber al Consistorio.

Pero lo más sorprendente es saber que a pocos metros de esas casetas se encontraban la Batería de Salvas y la Batería del Apostolado, dos de las piezas artilleras que defendían la Base Naval de posibles enemigos. La Batería del Apostolado contaba con ocho cañones Barrios de 28 centímetros tal y como se puede ver en la imagen que ilustra esta historia, y que amablemente me ha facilitado mi amigo y gran estudioso de la vida militar en Cartagena, José María Gómez-Vizcaíno Pagán. La playa también sirvió de lugar de baño para los soldados de regimientos con sede en la ciudad como el de Infantería nº 70, según se desprende de las noticias aparecidas en la prensa local en Agosto de 1920.

Desde el puerto eran trasladados en un lanchón de la comandancia de Artillería con capacidad para 80 hombres, vigilados por un oficial y con la indispensable figura del médico por si había algún contratiempo.

La ensenada de El Espalmador Grande acogió gran cantidad de navíos, pero de todos ellos el que iba a terminar sus días allí fue el ´Reina Isabel II´, uno de los últimos barcos de vela construidos para la Armada española. Tras su desarme en 1888, sufrió un hundimiento, fue reflotado, y utilizado como buque depósito de la Brigada Torpedista del Apostadero.

Aunque no acaba aquí la historia de este navío y su relación con El Espalmador, pues tanto la junta local de la Sociedad de Salvamento de Náufragos como la sección marítima de la ambulancia sanitaria de la Cruz Roja lo utilizaron para sus prácticas. Esta última institución realizó unas maniobras de exhibición y simulacro en Julio de 1922 en el que el ´Reina Isabel II´ se suponía náufrago, y se estrenó un cañón lanza-cabos construido en la Fábrica Nacional de Cañones de Trubia, situada en tierras asturianas. Gracias a este invento el cabo llegó al buque sin apenas desviación y a través de una guía se envió una canasta en la que se trasladaron a tierra los supuestos náufragos.

Y es que serían muchas las historias que se podrían contar de este entrañable lugar de nuestro magnífico puerto. Por eso les invito queridos lectores a seguir cada domingo esta sección de LA OPINIÓN que trata de dar a conocer la Historia de la perla del Mediterráneo.