El oficio más antiguo del mundo resiste los envites de la crisis junto a uno de los monumentos más universales de la ciudad de Cartagena, el Museo del Teatro Romano. Las ruinas lucen con luz propia entre las sombras que aún mantienen muchas zonas del centro de la ciudad que continúan deprimidas pese a los esfuerzos del Ayuntamiento por embellecer el casco histórico.

Media docena de mujeres de origen marroquí hacen la calle cada día a escasos metros del monumento milenario. Su oficio está muy cerca de las miradas de los viajeros que llegan al puerto de la ciudad a bordo de grandes cruceros, aunque permanecen ocultas entre la penumbra de la umbría y el turista apenas se da cuenta.

Y es que, la calle Cuatro Santos, lugar de culto de la noche cartagenera y de su Semana Santa, se convierte a diario y a plena luz del día en el burdel perfecto para unas mujeres que, equipadas con un cojín destartalado, se sientan cada mañana en los descansillos de varios de los edificios que hay abandonados en esta vía tan emblemática en los días de fiesta, pero tan desconocida en su rutina diaria, la de la prostitución.

Sin embargo, los flirteos de estas meretrices con su clientela no pasan desapercibidos entre los vecinos y, de hecho, coinciden al mediodía con el paso de algunas amas de casa de avanzada edad que van cargadas con el carrito de la compra semanal.

Cada una de estas meretrices tiene su sitio, son silenciosas, no suelen provocar escándalos. Saben muy bien cómo tienen que actuar para no tener problemas con los agentes de policía, que nada pueden hacer para impedir el trabajo de estas chicas más que intentar disuadir a su clientela.

Todo este ritual diario ocurre ante los ojos de los viandantes, a escasos metros de una panadería y prácticamente en la puerta de una frutería que por las mañanas se llena de jubilados que matan el tiempo contando sus historias de joven. Mientras tanto, los santos San Leandro, San Fulgencio, San Isidoro y Santa Florentina hacen de vigías de estas mujeres cuya profesión está al margen de la Ley. La prostitución no es ilegal en este país, aunque tampoco está regulada.

Los balcones del placer

Para mantener relaciones con sus clientes utilizan habitaciones ubicadas en pisos situados en la misma calle Cuatro Santos y en sus inmediaciones. A veces, incluso otean y tratan de captar a sus clientes desde alguno de los balcones del placer por los que muy a menudo se puede ver tendida parte de su lencería secándose al escaso sol que ilumina la estrecha calle.

El problema de la prostitución no es nada nuevo en la ciudad y en la Navidad de 2013 Policía Local y Nacional coordinaban sus esfuerzos para erradicar la oferta de servicios sexuales que había prácticamente a los pies del Belén de la plaza San Francisco. Esta glorieta era el lugar en el que se concentraban las prostitutas para encontrarse con sus clientes hasta que la plaza fue remodelada a finales de ese mismo 2013.

La alcaldesa Pilar Barreiro aventuró hace un año durante la inauguración de un busto del emperador Augusto en la plaza San Francisco que las prostitutas se irían de la Glorieta tras las mejoras urbanas realizadas en la zona. Y verdaderamente ha sido así, aunque se han trasladado a sólo unos escasos metros y el jardín del Edén está ahora en la calle Cuatro Santos.

Precisamente en el Imperio de Augusto, el Derecho Romano ya contemplaba tanto la actividad del proxeneta como la de la prostituta, que eran considerados como infames y tenían menos privilegios que el resto de ciudadanos de la época. Y, al igual que ocurre en la actualidad, las leyes romanas no castigaban a las prostitutas, que no podían ser procesadas por su profesión. Aunque el emperador Augusto no permitía que las meretrices se casaran con ciudadanos romanos nacidos libres.

Al final, la vida sigue igual. No importa imperio, sociedad, cultura o avances que se precien porque el oficio más antiguo del mundo continúa en nuestras calles después de miles de años.

La Policía. «Las tenemos a todas identificadas, pero tienen papeles y no quebrantan la ley»

Los agentes del Cuerpo Nacional de Policía aseguran que todas las mujeres que ejercen la prostitución en la calle Cuatro Santos están «perfectamente identificadas» y, además, explican que «son completamente legales porque, pese a ser extranjeras, tienen todos los papeles en regla». Los propios policías reconocen que lo único que pueden hacer para erradicar esta situación es disuadir a los clientes porque «estas mujeres no quebrantan ninguna Ley», afirman. De hecho, desde la Comisaría de Cartagena señalan que «estamos intensificando los controles en la zona para que no haya prostitución en la ciudad». Según los propios agentes, las meretrices se sientan en los portales y cuando ven presencia policial se meten rápidamente dentro de los vetustos edificios en los que a su vez ejercen la prostitución. Los policías también revelan que la presencia de estas meretrices es permanente en la calle Cuatro Santos e incluso a veces transitan por la plaza San Francisco, aunque desparecen por la noche y sostienen que son en total cinco o seis chicas, todas ellas de nacionalidad marroquí.