Poco a poco las calles del centro de la ciudad se van llenando de festeros, ciudadanos y visitantes. Es extraño el segundo sábado de Carthagineses y Romanos, cuando el desfile general de tropas y legiones recorre el paseo Alfonso XIII y la Alameda de San Antón. Pero no será así este año. Para la presente edición de las Fiestas, la Federación ha querido arropar a los festeros y, a la vez, acercar aún más los festejos a la ciudad. Así que las tropas que encabezarán el último pasacalles de la recreación histórica ya toman posiciones. La plaza del Ayuntamiento es el punto de encuentro. El itinerario: calles Mayor, Puerta de Murcia y Carmen, plaza de España y Alameda de San Antón, para dirigirse al Campamento festero.

El viento azota con fuerza, pero el cielo da un respiro. Atrás quedó la lluvia que sorprendió a la ciudad por la mañana y que hizo presagiar que los actos esperados para el día de ayer no pudieran celebrarse. Pero este año parece que los dioses han bendecido a la ciudad, aunque aún queda la jornada de hoy para poder respirar tranquilos.

A las siete en punto arranca el desfile y ya se pueden divisar las primeras carrozas que darán el toque más espectacular al pasacalles, y que servirán como complemento idóneo al colorido y brillo de trajes, petos, túnicas, corazas, espadas, escudos y cascos de púnicos y legionarios.

El general Aníbal aguarda su turno paciente, junto a la princesa Himilce, ambos subidos a una de las carrozas que deben ser el centro de atención de los miles de ciudadanos que llenan el recorrido en las sillas dispuestas para el desfile.

Comienza, como es habitual, el ejército carthaginés es el primero en desplazarse. Las tropas mercenarias vuelven a captar la atención de jóvenes y mayores por su número y por su espectacularidad, ya sea desfilando a paso militar, como los Honderos Baleares, o interactuando sin descanso con el público, como los Mercenarios Íberos. Pero también los conseguidos trajes de las tropas regulares causan admiración, como el histórico de las Tropas de Aníbal o el acorazado de las Tropas de Magón, cuya sección de tambores también despierta numerosos aplausos a su paso.

Los majestuosos Lanceros Hoplitas dan paso a los legionarios romanos, que irrumpen en el desfile con paso marcial, orden y victoria. La espectacularidad de las legiones de asalto provocan la admiración, sobre todo, de los más pequeños, que observan de cerca las gladius como si aquel soldado romano fuera el mismo de tantas y tantas películas del Imperio.

Llega el turno de otra de las novedades de este año en el desfile: los nuevos grupos Legio XV Harpastum y Legio III. Ambas con gran representación -al igual que en la Batalla del viernes- desfilan como si llevaran toda la vida en las fiestas históricas, algo que los espectadores agradecen en aplausos. Al igual que a la tropa mercenaria romana, las Amazonas, completamente integrada por mujeres, sus trajes, su paso y sus arcos también son merecedores de aplausos.

La carroza de Escipión, con un gran águila recreado, sirve para que el general romano pueda saludar a los presentes con el tradicional gesto del Imperio.

El desfile, como es ya tradición, lo cierran las Fuerzas de Choque Extraordinarii con un paso militar marcado y con bengalas que dejan la estela de unas fiestas que van llegando a su fin.