Lo ha intentado todo para salir a flote, pero no ha podido evitar irse a pique. Uno de los buques insignias de la industrial auxiliar de Cartagena, la empresa Tamar, cesa su actividad después de más de 30 años. Así lo admitió ayer el gerente, Daniel Núñez, quien indicó que la compañía se encuentra actualmente en situación de preconcurso de acreedores y que está abocada al cierre.

El empresario cartagenero, que también es propietario del grupo Commain, recordó que cuando le compraron Tamar a su fundador, Andrés Martínez, la empresa ya estaba mal. «La rescatamos, pero era una herencia contaminada», dijo.

Pese a los intentos por mantenerla, finalmente, han tenido que cesar la actividad. «Ni Repsol ni Navantia, nuestros principales clientes, nos dan trabajo y así no podemos mantenernos, porque el mercado ha caído espectacularmente», subrayó Núñez.

El gerente de Tamar recordó que la empresa tenía 82 trabajadores cuando la cogieron hace un año. «Hemos intentando sanear la compañía, abaratar costes, hemos bajado salarios, pero ha sido imposible asumir la situación de falta de trabajo. Le hemos intentado dar a los trabajadores la mejor salida posible con cartas de recomendación para colocarse en otras empresas», señaló Núñez, quien añadió que la mayor parte de la plantilla que ya se ha ido ha encontrado trabajo en otras compañías. El responsable de Tamar también indicó que han tratado de encontrar un socio para salvar la empresa, pero no han conseguido que nadie se interesara. Tamar llegó a un acuerdo de despido con la mayoría de la plantilla, pero hay unos veinte que se han resistido a aceptar las condiciones que les ofrecía la empresa y la han denunciado.