Dirigir una cofradía o agrupación de Semana Santa no es un tarea sencilla. No basta con coordinar al grupo de hermanos que componen estos colectivos, hay que hacerlo siguiendo los estatutos, respetando el patrimonio que posee y las normas de la iglesia católica a la que pertenece.

Por este motivo, los directivos de las agrupaciones cofrades de Cartagena asistieron ayer al primer curso de formación cofrade que ha puesto en marcha el obispado de Cartagena, en diversos ámbitos de gestión.

«El curso tendrá formación jurídica, económica y religiosa. Es algo que se ha organizado desde la diócesis y que tienen que seguir todas las cofradías de la Región», explicó a esta redacción el vicepresidente de la Junta de Cofradías de Cartagena y hermano mayor californio, Juan Carlos de la Cerra.

Al curso que se celebró ayer en el salón de actos del colegio Maristas sólo asistieron los miembros de las juntas directivas de las cofradías y agrupaciones que tienen derecho a firma, como los presidentes o secretarios. A los componentes de las cofradías de Cartagena se unieron los de otras localidades como Torre Pacheco o La Unión, entre otras. Éste es el primer curso de este tipo que se celebra en la comarca y en breve se llevarán a cabo otros porque en un día resulta imposible abarcar todos los temas que se quieren tratar en los cursos.

Asimismo, el Obispado quiere que estas actividades formativas se extiendan a todos los cargos directivos de las cofradías y de las agrupaciones, tengan o no derecho a firma.

El objetivo de la institución religiosa es que todos los directivos tengan claro dónde se encuentran, a quién representan y cuál es su misión. Los cursos se asientan en cuatro pilares fundamentales. El primero es la historia, donde todos los directivos repasarán los principales hitos de sus agrupaciones desde sus respectivas fundaciones, así como sus fines.

El patrimonio es el segundo de los pilares, ya que todos los directivos deben ser conscientes de la riqueza patrimonial que posee cada confradía y que tienen el deber de conservar. Por este motivo, repasarán la imaginería de la cofradía, los principales escultores y su contexto artístico, así como la importancia de los bordados y otros elementos destacados.

El tercer pilar son los estatutos, ya que se considera que los hermanos deben conocer al pie de la letra la normativa por la que debe regirse el funcionamiento de las cofradías y las agrupaciones.

En último lugar, aunque no el menos importante, está la vida espiritual, ya que los cofrades no pueden olvidar que pertenecen a un colectivo de la Iglesia y deben vivir cercanos a los parámetros que ésta establece.