La compañía coreana SKL ya tiene todo en regla para la construcción y puesta en marcha de la nueva planta de producción de bases lubricantes de nueva generación en el Valle de Escombreras, proyecto que ya cuenta con las correspondientes licencias municipales de obra y de actividad.

El proyecto de SKSOL -sociedad de nueva creación participada en un 30% por Repsol y en un 70% por SK Lubricantes- en Cartagena es la mayor inversión de una empresa coreana en España, lo que supone un punto de inflexión en el futuro de las relaciones comerciales entre ambos países.

La construcción de esta nueva planta se ha convertido en el clavo ardiendo al que se agarran miles de trabajadores de la industria que están en el paro desde que finalizaron las obras de ampliación de la refinería de la multinacional petrolera española.

Y es que el proyecto supondrá una fuente de empleo para la ciudad, ya que durante la fase de construcción, se prevé que dará trabajo directo a una media de 350 personas, con puntas de hasta 900. Y, una vez en marcha, la fábrica empleará a unas 80 personas de forma directa y otras tantas con empleos indirectos.

El proceso de selección de algunos puestos de responsabilidad se inició el pasado mes de agosto, aunque el grueso de las contrataciones para la construcción, que se prevé que durará dos años, aún no ha comenzado y está previsto habilitar una página web para seleccionar al personal de la futura planta.

Esta nueva industria, que va a estar ubicada en una parcela de 35.000 metros cuadrados al norte de la refinería de Repsol en el valle de Escombreras, dispondrá además de un área de almacenamiento en el terminal portuario de Escombreras, aprovechando así las ventajas de las infraestructuras de las que dispone el valle, teniendo como compromiso primordial ser respetuoso con el medio ambiente.

515 millones de ingresos al año

En este sentido, la producción de bases lubricantes de alta calidad ayuda a reducir el consumo de combustible en los motores, con la consiguiente reducción de emisiones, y tienen una mayor vida útil, originando así menos residuos.

En cuanto a la repercusión económica de la nueva planta, se han estimado unos ingresos anuales de 515 millones de euros, a lo que hay que sumar la mayor actividad directa que generará para las empresas auxiliares locales y para el tráfico marítimo y uso de la zona de servicio portuaria.