Todo empezó como un juego. La idea de hacer una maqueta del submarino Isaac Peral llevó a Juan Ignacio Chacón a documentarse exhaustivamente sobre su proceso de construcción. Una tarea ardua ya que los planos se encontraban en el Archivo Histórico Nacional, en Madrid, y no estaban digitalizados ni microfilmados. «Tras varias conversaciones telefónicas y por internet, terminé yendo allí. Pedí los planos y me dijeron que iban a digitalizarlos. Tardaron un año y medio en hacerlo porque eran más de 400 planos y muchos tenían en el reverso dibujos del propio Isaac Peral o anotaciones que eran casi más valiosos que los propios planos», explica Juan Ignacio Chacón.

En lugar de esperar hasta que los planos estuvieran digitalizados, Juan Ignacio decidió poner en marcha su labor de documentación comprando todos los libros que se hubieran publicado sobre el inventor cartagenero. «Creo que los tengo todos. No me debe faltar ni uno», asegura. Esta labor también fue compleja ya que la mayoría están descatalogados y no son fáciles de adquirir. «Tuve que recorrerme muchos anticuarios y muchas librerías para encontrarlos», relata.

Pero no se conformó con leer todo lo que se había escrito sobre Isaac Peral y su submarino sino que también se documentó sobre temas mucho más técnicos como por ejemplo, el funcionamiento de los tubos lanzatorpedos de la época. «Leí los libros con los que estudiaba Isaac Peral para tener una idea mucho más clara de cómo construyó el submarino», afirma.

Mientras, en el Archivo Nacional digitalizaban los planos, que finalmente le hicieron llegar. «Cuando los vi, me dí cuenta de que aquello era una maravilla y decidí aparcar la construcción de la maqueta para recopilar toda la documentación que pudiera y escribir un libro sobre el submarino, no sobre Peral. Y así lo hice», explica Juan Ignacio Chacón.

Sus labores de investigación continuaron por toda España. Se recorrió el archivo del Museo Naval de Madrid, el archivo Álvaro de Bazán en el Viso del Marqués (Ciudad Real) y en el Archivo Histórico Nacional, entre otros muchos. «Hay más de doscientos lugares en los que he encontrado documentación de interés. Por ejemplo, no había casi nada sobre el funcionamiento del aparato de profundidades, que es una de las joyas del submarino, y conseguí un documento en el que el propio Isaac Peral explica cómo funciona. Fue entonces cuando decidí que no iba a hacer otra biografía sino un libro sobre el propio submarino. Ha sido muy difícil separar al propio Isaac Peral de su invento, pero creo que lo he conseguido».

Su afán de conocimiento le llevó incluso a solicitar permiso para entrar en el propio submarino, algo que hizo el año pasado. Tras comprobar su estado, asegura que no es malo, pero tampoco bueno. «Creo que el submarino se debe conservar en el Museo Naval para seguir siendo la joya y el símbolo de Cartagena», destaca.

Su trabajo ha obtenido recompensa, ya que ha sido galardonado con el Premio Internacional García-Diego, que otorga la fundación Juanelo Turriano y que recogerá el próximo miércoles en el Cuartel General de la Armada. El jurado, que lo eligió por unanimidad, destacó «el interés del tema elegido y la exhaustiva y rigurosa labor de documentación que sirve de soporte al trabajo».

La obra, titulada Submarino Peral. Día a día de su construcción, funcionamiento y pruebas, verá previsiblemente la luz el próximo año.