Visto de lejos, sin prestar demasiada atención, el submarino de Isaac Peral se muestra monumental sobre su fuente en el muelle de Alfonso XII de Cartagena, pero basta con acercarse un poco y fijar la vista para comprobar el gran deterioro que ha sufrido el primer submarino de la historia y que su traslado a unas instalaciones cubiertas no es sólo necesario, sino también urgente.

Son muchas las partes de la nave que se muestran muy oxidadas, con la pintura gris levantada y hasta la chapa explicativa de esta joya del patrimonio de la industria naval de Cartagena y de España aparece ilegible por la corrosión que provocan la humedad y, sobre todo, el salitre sobre el submarino exhibido al aire libre y junto al mar.

El primer paso para protegerlo de estos enemigos naturales ya se ha dado con la decisión de resguardarlo en las antiguas atarazanas de la Armada que se remodelarán para ampliar las instalaciones del Museo Naval de Cartagena en el muelle Alfonso XII, que convertirá esta zona en un mini-parque temático sobre los submarinos y su historia. El problema es quién paga tanto el propio traslado como la restauración del sumergible, especialmente, en un momento económico tan delicado como el actual. Por el momento, el Instituto de Patrimonio de España, dependiente del ministerio de Cultura se ha comprometido a costear el estudio del estado actual del monumento y a supervisar su traslado, así como a indicar cómo debe hacerse para evitar daños. No obstante, falta saber qué institución o entidad pagará el traslado, para lo que se precisan más de cuatrocientos mil euros. Representantes del Ayuntamiento se reunirán precisamente esta semana con miembros del ministerio de Defensa para abordar este asunto, aunque si bien el Consistorio no pone obstáculos para el traslado, también ha dejado claro que no puede financiar la maniobra. Mientras, Defensa busca una institución o fundación privada que la costee.