Diseñar la nueva imagen del muelle Alfonso XII de Cartagena parece un reclamo más que atractivo a juzgar por el elevado número de empresas que se han presentado al concurso convocado por la Autoridad Portuaria a tal efecto, una vez asumido que el actual diseño de quioscos modernistas ha sido un rotundo fracaso. Hasta dieciocho firmas aspiran a presentar sus propuestas para tratar de reactivar el ocio en el tramo comprendido entre el viejo Club de Regatas y el submarino de Isaac Peral y el plazo para sumar más iniciativas ya se ha cerrado.

Sin embargo, las dieciocho no conseguirán seguir adelante, ya que ahora corresponde elegir a la comisión técnica formada por el propio Puerto, el ayuntamiento de Cartagena y la Cámara de Comercio un mínimo de cuatro concurrentes al concurso y un máximo de ocho que podrán desarrollar sus propuestas sobre cómo consideran que pueden conseguir que los cartageneros dejen de vivir de espaldas al mar y acudan más a pasear y a consumir por su puerto.

Posteriormente, la comisión técnica adjudicará el contrato a una de las empresas, que tendrá un máximo de tres meses para modificar la urbanización del muelle.

La empresa adjudicataria recibirá por su propuesta definitiva un total de cuarenta mil euros, aunque no se ha fijado un techo para el coste de trasladar al muelle sus ideas, pero sí será algo que también se tendrá en consideración a la hora de adjudicar este concurso de ideas.

La intención de la comisión tripartita es que el concurso de ideas esté resuelto entre finales del presente año y principios del siguiente, con el fin de que las obras se desarrollen en los meses siguientes y que los cartageneros y turistas puedan disfrutar de la nueva imagen del muelle de cara al próximo verano.

La propuestas que se presenten pueden contemplar el aprovechamiento de las infraestructuras que existen actualmente en el muelle de Cartagena. De hecho, hay dos edificios que son intocables. Por un lado, la sede de la Cámara de Comercio se quedará tal cual, aunque su presidente no oculta que estarían dispuestos a dejar el inmueble para otros usos siempre que se presente un comprador con una oferta que satisfaga a la institución, necesitada de fondos tras pasar a ser voluntarias la inscripción y el pago de las cuotas por parte de las empresas a estos organismos camerales.

Por otra parte, el edificio comercial, situado a los pies de la bandera de España, también deberá respetarse, ya que actualmente lo está explotando un concesionario y está ocupado por numerosos locales de hostelería. No obstante, precisamente en este inmueble se encuentra uno de los símbolos que reflejan el fracaso de la zona de ocio del muelle tal y como está actualmente concebida.

Se trata de la planta superior del inmueble, reservada supuestamente para un restaurante de lujo, en una zona privilegiada de Cartagena con terraza al aire libre y vistas directas a la dársena, pero que nunca se ha abierto desde que se inauguró el edificio hace casi diez años.

Lo que sí podrán eliminar los que participen en el concurso de ideas son los cuatro quioscos de hostelería de estilo modernista situados entre los dos edificios anteriores y que durante esta década han estado más tiempo cerrados que abiertos y que actualmente, se encuentran todos con la persiana echada, lo que ofrece una mala imagen tanto a los turistas como a los propios cartageneros. Especial mención se merece el supuesto quiosco de la música rodeado por los cuatro anteriores y en el que los conciertos han brillado por su ausencia.