El fin del verano nos trae la noticia de que el zarpazo de la crisis ha herido también a Escarabajal, la legendaria librería de la calle Mayor. Siempre es amargo que un negocio centenario vea peligrar su existencia, pero la tristeza se triplica cuando la amenaza cae, como ahora, sobre un territorio de conocimiento, memoria e imaginación.

Como escritora, lectora y ciudadana de Cartagena, les pido que ayuden a Escarabajal a superar este bache. Que pasen por allí en sus paseos por el centro, que vean qué hay en sus estantes y mesas de novedades; que participen en sus actividades culturales y acudan a los encuentros con autores. Que consulten, comenten, compren y disfruten.

Contribuirán con ello a batallar contra un cierre que supondría un tristísimo quebranto para los lectores y una pérdida desoladora para la ciudad.