Juan José Sánchez, fundador y máximo responsable del comedor social de El Buen Samaritano, aún no se cree que la labor que lleva haciendo desde hace catorce años en Cartagena toque a su fin y admite que salvo que ocurra un milagro, mañana será el último día que den de comer a los necesitados.

Desesperado, le cuesta morderse la lengua a la hora de explicar cómo han llegado a esta situación límite con una deuda de setenta mil euros. «No nos tratan igual que a otras instituciones. En Jesús Abandonado de Murcia no ocurren estas cosas. Y es que creo que nos discriminan a la hora de darnos ayudas porque yo soy pastor evangélico y no católico» subraya.

Sánchez dice que desde el Ayuntamiento y la Comunidad han dado más ayudas a otras entidades promovidas por el catolicismo y que ellos siempre han sido un segundo plato, a pesar de que son los que dan de comer a más gente necesitada en la ciudad.

Sánchez asegura que nunca le preguntan a nadie por su raza o su religión cuando acuden a comer a El Buen Samaritano. «La solidaridad no entiende de credos ni de colores», comenta. No obstante, cree que las empresas de Cartagena se muestran reacias a la hora de colaborar con ellos, porque él no es católico. La Hospitalidad Santa Teresa tiene más de mil socios y nosotros catorce.

Además, considera de mal gusto el gesto del Ayuntamiento de colgar carteles en su fachada para derivar a la gente a la Hospitalidad. «Es como darños la puntilla», dijo.