El puerto de Cartagena cuenta este fin semana con una atracción turística de lujo. Se trata del buque de proyección estratégica ‘Juan Carlos I’, la insignia de la Armada española, que se abrirá a las visitas del público hoy sábado y mañana domingo de diez y media de la mañana a una y media de la tarde y de tres a las siete de la tarde.

La Armada se prepara para una avalancha de visitantes, sobre todo, porque en una reciente escala del portaaviones ‘Príncipe de Asturias’ se superaron las diez mil visitas, en apenas dos días.

No obstante, los ciudadanos lo tendrán más difícil que con el portaeronaves, ya que el ‘Juan Carlos I’ no podrá atracar en el muelle de cruceros, como se había previsto en un principio y como sí lo hizo el ‘Príncipe de Asturias’. Y es que su estancia en Cartagena coincide con las escalas de dos buques de pasajeros.

Por esta razón, el buque más grande de la Armada española se ve obligado a fijar su atraque en el muelle de la Curra, a dónde tendrán que acudir los ciudadanos si quieren visitarlo. Quienes se decidan a hacerlo deberán llevar la documentación necesaria para pasar los controles antes de subir al navío.

El ‘Juan Carlos I’ es un novedoso buque de asalto anfibio de la Armada española botado en marzo del año 2008, aunque no fue dado de alta en la lista de buques oficiales de la Marina hasta septiembre del año pasado.

Crucero de resistencia

Su escala en Cartagena es la segunda del crucero de resistencia que lleva a cabo la nave para comprobar el funcionamiento de sus equipos y sistemas durante un período prolongado de navegación.

Su eslora es de 230 metros, frente a los 195 del ‘Príncipe de Asturias’. Y cuenta con una dotación propia de 243 marinos, aunque tiene capacidad para acoger otros 1.200 efectivos para operaciones anfibias o aéreas. Tiene capacidad para que puedan operar 19 aviones o hasta 30 helicópteros.

Las prestaciones del ‘Juan Carlos I’ han despertado el interés de varias armadas extranjeras.

De hecho, Australia ya ha anunciado que adquirirá dos buques basados en el diseño del barco insignia español por más de mil cuatrocientos millones de euros.