Sábado. Una de la madrugada en Cartagena. Las calles del casco histórico que hace apenas unos meses se mostraban desiertas a esas horas, son ahora un trasiego constante de personas. Jóvenes, no tan jóvenes y hasta algunos mayores se dirigen hacia la zona que hace apenas quince años era el corazón de la movida de Cartagena. La gente tiene ganas de centro.

«Me han hablado muy bien de ella. Tengo ganas de ir», apunta una joven en referencia a La Catedral, que se ha convertido en el buque insignia que apunta a la recuperación de la vida nocturna en el casco. Su responsable, el joven hostelero Pablo Cerezuela, confies su sorpresa por la buena marcha del local, reabierto hace poco menos de un mes. Bar de desayunos, de aperitivos y de café de día, pub de copas de noche, La Catedral no sólo ha conseguido que la movida retorne a la zona, sino que ha generado ambiente a todas horas justo al lado del monumento más importante de Cartagena, el Teatro Romano.

Y por si eso fuera poco, ha despertado el interés de muchos hosteleros por regresar a las calles que dejaron hace más de una década. De hecho, ya se ha abierto un segundo local en la Cuesta de la Baronesa y, los fines de semana está a reventar. Además, Pablo asegura que ya hay varios compañeros que le han preguntado por bajos que puedan alquilar para acompañarle en su iniciativa de generar vida en el centro.

«La gente de Cartagena se merece que su centro tenga vida. Cuando me metí en esta aventura, veía que las calles del casco estaban desiertas y tenía mucho miedo a que saliera mal, pero, afortunadamente, no ha sido así. Es muy bonito ver a gente de todas las edades, a familias que vienen a pasar parte de la tarde y a jóvenes y mayores que vienen a tomar una copa por la noche», resalta Cerezuela.

La invasión de terrazas en las calles peatonales también ha contribuido a atraer a los cartageneros a tapear al casco histórico, para después relajarse en lugares como La Catedral.

«Lo ideal es que esos hosteleros que me han preguntado se animen y empiecen a abrir más locales, porque lo importante es que haya movimiento y que la gente tenga lugares para elegir y para ir de uno a otro», subraya.