La vida del empresario Pablo Cerezuela está estrechamente vinculada a la de La Catedral. Con sólo 17 años comenzó a trabajar allí como camarero, con treinta compró el edificio en el que se encuentra el local y ahora, con cuarenta, lo vuelve a abrir al público como bar de copas y tapas. «No creo que nunca llegue a estar casado tanto tiempo con una mujer como lo estoy con La Catedral», explica.

Durante los últimos nueve años ha dedicado buena parte de sus horas libres y de su dinero a recuperar el patrimonio que escondía este local para ofrecer algo único.

Recuerda con cierta sorna el día que acudió a la consejería de Cultura a informar de que había paralizado la obra de restauración del inmueble porque quería llevar a cabo una excavación arqueológica seria. «Me dijeron que volviera otro día, con toda la buena voluntad del mundo, porque tenían formularios para parar ellos obras y reclamar que se hicieran las excavaciones, pero no para lo contrario. No se creían que un particular quisiera hacer una excavación de forma voluntaria. Fue increíble. Desde la consejería se han portado siempre fenomenal conmigo y me han apoyado», precisa este empresario.

Entre las joyas con las que cuenta este inmueble destacan columnas romanas, un aljibe del siglo XVIII y piedras de tabaire, entre otras. De hecho, el edificio está tan vinculado al Teatro Romano que una de sus paredes laterales formaba parte del monumento.

Pablo recuerda el día que comenzó a limpiar una «hoja» pequeña que había en la pared, que resultó ser «el fuste de una columna romana de travertino».

La recuperación de este emblemático local se ha llevado a cabo de forma concienzuda. «Hemos limpiado a mano cada una de las piedras que lo forman para que no se perdiera nada. Ha sido un trabajo muy duro que he logrado sacar adelante gracias al apoyo de muchísima gente», señala Cerezuela.

Entre los colaboradores con los que ha contado destacan el arqueólogo Juan Antonio Antoninos y el arquitecto José Manuel Chacón. Incluso los propios guías del Teatro Romano animaron a Cerezuela para que hiciera algo especial con este local.

De hecho, su proyecto va más allá de crear un simple local de copas ya que ha constituido una asociación cultural con el objetivo de organizar todo tipo de actividades en su establecimiento para difundir la historia de la ciudad y promover la recuperación del patrimonio.

Algunos días a la semana habrá conciertos de agrupaciones musicales locales, como las del Conservatorio de Música, y tiene previsto organizar representaciones históricas por la mañana para grupos de estudiantes.

De momento, el martes se celebra la inauguración oficial de este emblemático local, que a partir del miércoles funcionará a pleno rendimiento. «Serviremos desayunos, tapas, comidas, cenas y copas. Estaremos todo el tiempo que abra el Teatro Romano y hasta la una de la madrugada», explica deseoso de ver su proyecto hecho realidad tras 9 años de espera.