«¿Estás cansado?. Si estás cansado lo dejamos». Esta fue una de las frases más repetidas entre algunos de los padres que ayer acompañaban a sus hijos más jóvenes, a lo largo de los 51 kilómetros de la II Ruta de las Fortalezas de Cartagena, cuyo nombre, a juzgar por la resistencia de los casi 3.000 participantes, no sólo se debe a que su recorrido incluía gran parte de las baterías y fortificaciones que rodean la ciudad, sino al espíritu de superación que demostraron los corredores.

El primero en llegar a la Escuela de Infantería de Marina ´General Albacete y Fuster´, tras superar la cima del Roldán, fue el cabo de Infantería de Marina del Tercio de la Armada de Cádiz, Cristian López, de 23 años de edad, que culminó la prueba en cuatro horas y veintiún minutos. El año pasado este joven quedó el tercero, señalaron fuentes de la concejalía de Deportes.

Óscar de Francisco Ortiz fue el segundo en llegar a la meta y lo hizo diez minutos más tarde que el anterior. El tercero fue el cartagenero Miguel Ángel Fernández, quien hizo el recorrido en cuatro horas y treinta y nueve minutos.

Todo un récord de velocidad, aunque en esta ruta todos tenían claro que lo importante era participar e intentar llegar a la meta, aunque muchos se quedaron en el camino, ya que el desnivel acumulado a lo largo del recorrido era de 1.800 metros. Prueba de ello fue que, entre los corredores, había hasta un invidente que logró finalizar la ruta.

Entre los participantes, el colaborador de LA OPINIÓN Carlos Ortiz, quien logró el séptimo puesto con un tiempo de cuatro horas y cincuenta y tres minutos y quedó el tercero, entre los mayores de 35 años. El sector femenino tampoco quedó nada mal, ya que Inmaculada Tonda, la primera mujer que terminó la prueba, logró hacerlo en cinco horas y veintiséis minutos.

Uno de los datos más llamativos de esta actividad organizada por la Armada y el ayuntamiento de Cartagena es su gran capacidad de movilizar a la gente, ya que a los participantes se sumaron más de 400 personas, entre militares, voluntarios, efectivos de Policía Local, Bomberos, del 061 y de Protección Civil, así como el personal municipal de Infraestructuras y Deportes que colaboraron para que todo el mundo estuviera perfectamente atendido. «Es increíble la organización del personal militar», señaló un señor. Y fue precisamente la bocina de un buque de la Armada la que, a las ocho de la mañana, dio el pistoletazo de salida, tras el izado de la bandera y unas palabras del Almirante jefe de Acción Marítima, Emilio José Nieto, y de la alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro. Además, hubo centenares de personas que, aunque no sudaron la camiseta, sí siguieron a los participantes en distintos puntos del recorrido. A pie por el monte y corriendo por los tramos con menos pendiente, un total de 2.130 personas lograron culminar la prueba en las doce horas previstas. El resto continuó caminando hasta que aguantó.

Tras la cima del Roldán, los militares dieron masajes a quienes sufrieron alguna contractura. También varios fisioterapeutas del Colegio de Murcia asistieron a los corredores por torceduras y pequeñas lesiones derivadas del esfuerzo. No hubo incidencias y sólo se trasladó a un joven al Rosell por un golpe de calor, como medida de precaución. Varios puntos de avituallamiento provistos de fruta y bebida en cantidad, acompañaron a los participantes. Además, varios autobuses trasladaron a los corredores, una vez superado el cerro. El paso de los deportistas por el centro de la ciudad fue seguido con atención por el público, sobre todo cuando le tocó el turno a los jóvenes, que hicieron una prueba de 12 kilómetros, y os niños que corrieron 2,7 kilómetros.

Muchos los que se retrataron junto a ´Fortachín´, la mascota de la ruta que les aguardaba en la Escuela de Infantería, en cuya explanada se llevó a cabo la entrega de premios.