Denominarlo el Parque Güell de Victor Beltrí es quizás un poco exagerado, pero el Huerto de las Bolas recuerda en algunos aspectos arquitectónicos, especialmente en el mobiliario y en los elementos decorativos de sus jardines, a este privilegiado espacio de Barcelona. Y lo mejor de todo es que en breve, concretamente en octubre, dejará de ser un área reservada y se abrirá al público.

El Huerto de las Bolas se encuentra en el polígono residencial Santa Ana y está formado por un gran jardín y por un edificio construido por el arquitecto Víctor Beltrí para la familia Llagostera propietaria de otro emblemático inmueble, una joya del modernismo, en la calle Mayor.

La casa, que actualmente se está rehabilitando bajo la dirección del arquitecto José Manuel Chacón, acogerá un restaurante regentado por el cocinero cartagenero Miguel Hernández y su socio japonés Michio Minakami.

«En toda la Región no hay nada que se pueda parecer a esto. El valor que tiene el mobiliario de los jardines y el exterior de la vivienda es incalculable», explica José Manuel Chacón.

De la misma opinión es Miguel Hernández, que ha hecho una apuesta muy arriesgada por este proyecto. «Para los japoneses la crisis es una oportunidad de renovación, de cambio. Y así lo vemos nosotros. Este espacio es algo privilegiado y queremos que la gente pueda disfrutarlo al tiempo que saborea una buena comida», destaca.

Los jardines se están restaurando a cargo de funcionarios municipales y con la ayuda de especialistas de la Universidad Politécnica de Cartagena para recuperar su esplendor pasado, mientras que la recuperación de la vivienda la costean Hernández y sus socios, ya que el Ayuntamiento le otorgó la concesión del edificio durante los próximos veinte años.

La idea de Hernández es abrir un restaurante para todos los públicos en el que se combinarán la comida tradicional mediterránea, con la japonesa y con el uso de la barbacoa.

«No queremos que nadie piense que esto va a ser algo exclusivo. Vamos a tener precios asequibles para todos, con una media de treinta euros por persona. Ofreceremos mucha calidad», explica este emprendedor, que en breve se marcha al norte de España para elegir la mejor carne para hacer en la barbacoa que instalarán.

«Mi socio japonés trabaja actualmente en Berlín y está deseando que empecemos aquí. Que tiemblen los vendedores de pescado del Mercado porque Minakami está loco por la materia prima de aquí», precisa Hernández.

Tanto él como su socio han recibido varios cursos de formación en el Centro Europeo de Empresas e Innovación de Cartagena (CEEIC), «donde nos han ayudado mucho. De hecho, hicieron un estudio de viabilidad de todo el proyecto», aclara este cocinero.

Mientras se prepara el espacio para la cocina, el jardín bulle de actividad. La cerámica es uno de los elementos más utilizados en la decoración tanto del exterior del edificio principal como de los bancos y resto de piezas del jardín.

No hay dos bancos iguales en toda esta zona verde. Cada uno de ellos destaca por el colorido utilizado en su decoración. Además, el jardín cuenta con varias fuentes y miradores, que embelesan a los paseantes.

«Tampoco hay que olvidarse de las especies que habitan aquí ya que hay pavos reales y una colonia de loros, entre otras muchas. Aquí puedes sentarte tranquilamente e imaginar que estás muy lejos de la ciudad gracias a los sonidos, olores y colores que te rodean. Es inigualable», destaca Miguel Hernández.

El edificio principal se levanta señorial entre tanta naturaleza, recordando a las antiguas mansiones coloniales. Uno de los elementos más llamativos de su estructura es la torre cuadrada, que se utilizaba para comunicarse mediante banderas con la vivienda que los Llagostera tenían en la calle Mayor. Buena parte de esta torre está decorada con elementos cerámicos como platos, vasos y tazas, que también se utilizan en uno de los miradores del jardín.

La decoración exterior del inmueble también está caracterizada por el uso de cerámica, que recubre las paredes con cuadros de diversos temas, en unas composiciones vegetales muy modernistas.

La apertura oficial del inmueble tendrá previsiblemente lugar en octubre. «Aunque esto es sólo el principio ya que si todo va bien tenemos pensado habilitar un edificio que hay colindante como sala de celebraciones ya que este es un espacio único para organizar una boda, un bautizo o una comunión», añade Hernández, con un brillo de ilusión en sus ojos.