Enrique Zuazua preside el comité científico del congreso sobre matemáticas que culmina hoy en la Universidad Politécnica de Cartagena y en el que ochenta expertos de todo el mundo debaten sobre los problemas inversos. Es además, Premio Nacional de Investigación Julio Rey y, en esta entrevista, defiende que la imagen de los matemáticos está muy alejada del perfil de bicho raro que se ofrece de ellos en las películas de Hollywood.

Enrique Zuazua es Premio Nacional de Investigación Julio Rey Pastor, aunque asegura que de eso hace ya mucho tiempo (apenas un año y medio). Además, es el presidente del comité científico del congreso sobre Matemáticas que se celebra en la UPCT, que se centra fundamentalmente en los problemas inversos y que culmina hoy.

¿Qué son exactamente estos problemas?

Son aquellos que se resuelven mirando hacia atrás. En la mayoría de problemas se da un modelo y se trata de conocer cuál va a ser su respuesta. En este caso es al contrario, sabiendo las respuestas se trata de crear el modelo. Por ejemplo, ante un dolor de espalda se hacen una serie de radiografías y con los datos que estas aportan se trata de buscar el origen del dolor. Esto es un problema inverso. Son muy frecuentes en la vida cotidiana. Hay problemas fascinantes por resolver tanto en el campo de la teoría como en un ámbito más abierto.

Además de en el ámbito de la medicina, ¿en qué otros ámbitos se pueden aplicar los problemas inversos?

En muchísimos, como a la hora de detectar recursos acuíferos o petróleo. Además, en el congreso también debatimos otros temas como la importancia que el diseño óptimo tiene en el diseño, valga la redundancia, de estructuras y artilugios como puentes, estaciones espaciales o los nuevos bypass.

Sin embargo, la imagen que existe de los matemáticos es la de grandes sabios alejados de la realidad.

Yo creo que esa imagen ya no se tiene tanto. Esa idea parte del folklore generado de películas de Hollywood en la que se presentan a los matemáticos como personas raras y poco sociales. En la práctica no es así. Los matemáticos son grandes profesionales y colectivos de personas implicadas en grandes temas. De hecho, hay matemáticos en todas las grandes empresas. Son profesionales muy apreciados a la hora de ofrecer un trabajo, ya que las matemáticas estructuran la mente y dotan de una forma de pensar inductiva que es muy importante en muchos campos.

Pero también hay matemáticos algo excéntricos como Perelman, que está dudando si aceptar un premio de un millón de dólares.

También forma parte de nuestra profesión. Hay matemáticos geniales, aislados y poco sociales que combinan su apasionamiento por las matemáticas con una falta de relación con el mundo exterior. De cualquier forma, la mayoría de matemáticos hablan, andan y se relacionan con normalidad.

Perelman resolvió uno de los problemas del milenio y por eso le han premiado.

Sí. Los problemas del milenio son siete y sólo se ha resuelto uno, la conjetura de Poincaré. Este era un reto que tenía más de cien años y Perelman lo resolvió, pero lo más importante no es la resolución en sí misma, sino la artillería matemática que utilizó para hacerlo y que servirá para resolver otros muchos más problemas, como comprender la estructura del universo o cuestiones más prácticas como el diseño de aviones.

¿Qué me dice de los otros seis problemas del milenio que quedan por resolver?

Hay otros como la conjetura de Riemann y los que tienen más que ver con interfase de las matemáticas con la informática. Hay problemas para todos los gustos. Son cosas sorprendentes que nos permiten ver hasta qué punto las mentes son capaces de modelizar la realidad que nos rodea y de buscar soluciones a los problemas a través de estos modelos.

¿Estos problemas no pueden ser resueltos por los ordenadores?

El cerebro humano no ha sido superado en creatividad por los ordenadores, estos no son capaces de crear. La mente humana no tiene restringidos sus modos de pensar, como los ordenadores. El cerebro humano es creación pura, mientras que los ordenadores están preparados para secuenciar órdenes, pero no para crear.