La Cofradía de Pescadores verá a finales de este año como su flota se reduce de 42 a 41 embarcaciones porque uno de los buques será desguazado sin que se reemplace por un nuevo pesquero, algo que no ocurría hasta ahora. Los pescadores temen que este sea el principio del fin de la Cofradía debido a la mala situación que atraviesa el sector. "Hay muchos más pescadores que desguazarían sus buques si pudieran, pero tienen hipotecas y cargas económicas que no les permiten hacerlo. Yo mismo tengo dos barcos, uno de siete años y otro de tres que todavía estoy pagando. Si pudiera me desharía de uno porque no da para mantenerlos los dos", explica el patrón mayor de la Cofradía, Antonio Hernández.

Uno de los principales problemas a los que tienen que hacer frente los pescadores es el bajo precio de venta de la mercancía, ya que según Hernández, el pescado se está vendiendo al sesenta por ciento de su valor real. "Lo único que nos salva es que el precio del gasoil es bajo, si estuviera igual que hace un año estaríamos todos amarrados", aclara el patrón mayor.

A estas dificultades se une la nueva legislación que regula la pesca. Entre las nuevas normativas se encuentra la que obliga a los pescadores a hacer un curso formativo de tres meses para poder embarcar.

"Hay gente que lleva treinta años trabajando en el mar y ahora no hay quien les convenza de que tienen que volver a la escuela. Con su experiencia y su edad es imposible convencerlos porque realmente es una locura. Y la gente joven, después de estar tres meses formándose prefiere no trabajar para cobrar dos duros. Les sale más rentable estar en el paro", afirma el patrón mayor.

Los barcos trabajan actualmente con la tripulación mínima necesaria ya que los ingresos son reducidos. Un pescador cobra entre cien y doscientos euros semanales en función de cómo haya ido el trabajo.

"Los españoles ya no quieren trabajar como pescadores. Las nuevas incorporaciones son todas de extranjeros. El futuro está bastante mal", dice Hernández.

Los pescadores aseguran que sólo hay dos meses buenos al año de trabajo, julio y agosto, y que el resto del año se limitan a sobrevivir.

Antonio Hernández afirma que los pescadores son una especie a extinguir.

"A veces sentimos que nos tratan como delincuentes. Estamos de acuerdo en que debe haber un control legislativo, pero no una persecución. Nosotros cada vez tenemos más problemas para subsistir y encima aumentan la normativa complicándonos aún más las cosas", señala el patrón mayor.

Hernández asegura que el futuro de la Cofradía es incierto a corto y medio plazo, "no a largo", y pone como ejemplos las cofradías de Alicante y de Almería, que han desaparecido.

"Al final, se mantendrá la pesca de altura, pero la flota de bajura cada vez será más reducida. De hecho, si mi hijo se quisiera dedicar a esto, se lo quitaría de la cabeza porque, a pesar de que es una profesión preciosa y de vocación, el futuro es muy negro", explica Antonio Hernández.