Ramón no es nuevo en estas lides, pero parece que esa ilusión que transmite es la de un debutante; aquel que se pone nervioso por la emoción de la primera carrera, al que le asaltan las dudas de si su cuerpo será capaz de responder tal y como lo ha entrenado o si disfrutará en una prueba tan exigente.

El Bijain, como es conocido popularmente, sabe, sin embargo, muy bien lo que dice y porqué lo dice. Se puede ver en su manera de hablar, que al menos este deporte de las carreras populares lo vive con pasión y es ese entusiasmo el que transmite y con el que contagia a todos los que le rodean, pero también a los que le siguen por el virtual mundo de internet.

Aunque son muchos los que no le conocen físicamente, sí que han compartido horas y horas de carrera a su lado, escuchando sus explicaciones, oyendo sus chascarrillos o los nombres con los que bautiza lugares, personas o situaciones que se encuentra.

Ramón se ha convertido en un auténtico cicerone para los novatos de la Ruta de las Fortalezas, pero también en un maestro para aquellos que quieren saber más de cómo afrontar esta dura prueba en las mejores condiciones. Ha compartido más de 150 vídeos de la carrera en los últimos seis años; ahí es nada. Y la aceptación es cada día que pasa mayor. Este año, por poner un ejemplo, dos de sus vídeos de parte del recorrido han superado las tres mil visualizaciones, por lo que para los corredores, el Bijain es casi como de la familia.

La aceptación ha sido enorme y dice que con eso se conforma. «Quiero que la gente se haga una composición del lugar y las circunstancias que encontrará. Es lo que me gustaría que hicieran por mí y yo lo hago encantado y de manera siempre altruista», añade este cartagenero de 44 años y más de veinte en el mundo de las carreras.

Charlar con él es una clase magistral de cómo prepararse, qué comer antes y durante la carrera, dónde hay que hacer especial hincapié en los recorridos, cómo bajar o cómo subir, y todo fruto de su experiencia personal.

Indica que la del sábado «es el regalo que uno se da a sí mismo tras entrenar mucho tiempo», y piensa disfrutarlo como siempre.

Aprovecha para dar unos pocos consejos y que todos acaben con ganas de repetir. «El objetivo es empezar y terminar. Debemos tener la cabeza fría y economizar esfuerzos. El trabajo físico y psicológico debe estar hecho y no precipitarse, escuchar a nuestro cuerpo y anticiparnos a los problemas. Es importante conocer las limitaciones y afrontar con tranquilidad el reto».

Subraya que hay que prestar atención especial en el recorrido a la subida a Sierra Gorda, porque es nuevo en esta edición y hay mucha piedra suelta, pero también a la bajada de Atalaya, escarpada y sinuosa, en la que un traspié daría al traste con todo a tres kilómetros de la meta.

Dice Ramón que a nadie se le olvide parar en todos los avituallamientos «hay que ir por delante de nuestro cuerpo y comer y beber aunque no tengamos sed o hambre. Para los días previos, muchos hidratos de carbono».

Incide que el día de la carrera «no es tiempo de experimentos, ni con la alimentación ni tampoco con las zapatillas, calcetines o mochila. Todo debe estar probado antes para evitar contratiempos».

Añade Ramón que los corredores han madurado edición a edición. «Todavía hay quien no sabe a lo que se mete cuando se inscribe, pero hoy se está más preparado. Llevo 20 años corriendo y ahora es un espectáculo ver a la gente lo motivada que anda».

Él, por su parte, correrá con el equipo 'Kampamento Base', donde la solidaridad y la camaradería cobrarán especial protagonismo.