Los corredores más experimentados saben muy bien que un desfallecimiento en la carrera puede dar al traste con meses y meses de preparación. Por eso, los expertos recomiendan que durante las semanas previas a la disputa de una carrera de largo recorrido, como es la Ruta de las Fortalezas, el cuerpo esté bien hidratado, con un importante aporte de hidratos de carbono y que se haya cumplido a rajatabla los tiempos de descanso.

Si hemos sido consecuentes y hemos sabido mantener esas premisas, llevamos ganados muchos puntos para que nuestro organismo funcione correctamente durante las horas de caminata o de carrera.

Ahora que hemos cumplido el primer paso, el segundo es igual de importante que el anterior, puesto que nuestro organismo gastará mucha energía y se desprende de mucho líquido en las constantes subidas y bajadas de las que consta el trazado de la Ruta. Es por ello, por lo que los organizadores han dispuesto un completo dispositivo de avituallamientos para que a nadie se le escape el hecho de que hay que alimentarse e hidratarse en todo momento, aunque nuestro cuerpo a veces nos diga lo contrario.

El esfuerzo físico, sobre todo, y el calor que puede afectar sobre todo en las subidas nos pueden jugar una mala pasada, de ahí que la ingesta permanente de bebidas, principalmente agua e isotónico, debe ser fundamental.

La Armada ha decidido situar hasta diez puntos distribuidos en los 50 kilómetros de recorrido. Así, tal y como se puede observar en el gráfico de abajo, el Calvario es el primero para que los participantes puedan tomar líquido cuanto están a punto de cumplirse los seis kilómetros de la prueba. La bajada y la subida, a continuación, al Castillo de San Julián vuelve a suponer otro esfuerzo importante en estos primeros compases del recorrido. Fruta y agua antes de bajar a Cala Cortina (punto kilométrico 14,9), donde también encontraremos agua y fruta, al igual que en el Castillo de la Concepción.

Casi en la mitad del recorrido la organización ha previsto más hidratación -isotónico, agua y zumo-, además de alimento -sandwich mixto, donut y plátano-, para reponer fuerzas tras un importante desgaste calórico y afrontar la segunda parte de la Ruta en la mejor disposición posible. Además, el sol está arriba y aprieta el calor, por lo que es importante no descuidar nunca la botella de agua. Este punto estará situado en la Batería Fajardo.

A falta del Castillo Galeras, Castillo Atalaya y Cruce de Sendas, los participantes aún tienen más de 23 kilómetros por recorrer, por lo que se han establecido otros tres lugares más de aprovisionamiento: el primero situado en el estadio Cartagonova (agua, isotónico y barita de cereales); otro en el Coto Dorda (agua, isotónico, frutos secos, dulce, naranjas y plátanos) y, por último, en el acceso al Roldán, a cinco kilómetros para la meta y con el estirón final para llegar sanos y salvos (agua, isotónico, barrita de cereales y naranjas).

Además, hay situados a lo largo de los 50 kilómetros hasta nueve puestos de socorro para atender rozaduras, ampollas, caídas, desfallecimientos o golpes de calor durante la prueba.