Muy contenta y todavía sin poder creérselo, Miriam Gambín (Llano de Brujas, 1992) afronta ilusionada ser la representante femenina de un carnaval, el del Cabezo, que ha vivido con pasión desde muy pequeña, cuando salía como payaso pese a que ella sólo quería ser «una princesa». Únicamente su trabajo -dependienta de una zapatería- le ha impedido disfrutarlo de manera ininterrumpida. La nueva musa del Carnaval, que adora a los niños y disfruta con las comedias románticas, el baile y la música, sólo se espera dos cosas: «El traje va a ser espectacular y pienso disfrutar, pero antes quiero trasladar la alegría a todo el mundo».

¿Cómo decidió apuntarse a la elección de este año?

Me pilló de sorpresa: una persona muy especial de mi grupo me sugirió presentarme, pero yo no estaba muy convencida porque me daba mucha vergüenza. Ponerte en un escenario para bailar ante muchas personas no es lo mismo que hacerlo en el carnaval, donde no piensas en nada más que en disfrutar, sin ninguna presión.

¿Cómo fue el momento en que sonó su nombre como nueva musa?

No tenía en la cabeza que iba a ser yo, sólo pensaba en que pronunciaran de una vez el nombre para pasarlo bien, reírnos y bailar. Y de repente, lo oí y me quedé en blanco. Me quedé un minuto paralizada. No me lo creía.

¿Y la familia cómo reaccionó?

Mi madre tampoco se lo creía, sólo mis amigas confiaban en que podía ganar. Ahora toda mi familia no se quiere perder ningún día de la fiesta para verme y apoyarme.

¿Qué tiene de especial el Carnaval del Cabezo?

Sin duda es el más especial de la Región. Su alegría le hace diferente y los vecinos lo sienten como su carnaval desde siempre. Lo viven mucho.

¿Y cómo convencería a alguien que nunca lo ha visto de que tiene que ir?

Es una experiencia única de la que no se va a arrepentir. Se lo pasará genial y encontrará un ambiente muy divertido, porque es una fiesta.

¿Qué le parece el muso?

Baila casi mejor que yo (risas). Es el tercer año que tenemos un chico como muso, algo que me encanta.