La pedanía murciana de Beniaján encumbró ayer con todos los honores el día grande de las fiestas del Carnaval con un desfile empapado de elegante fantasía al ritmo sincronizado de una incesante música festera.

La comparsa Chapulines encabezó una comitiva con veinte comparsas y casi 500 personas, según datos de la organización. El desfile comenzó por la tarde, sobre las 16.30, y se alargó durante más de tres horas. Un grupo de niñas disfrazadas de Pocahontas, de la escuela de baile Yogavi, prolongaban el pasacalles, seguidos de una de las comparsas más especiales de Beniaján: 'El Nuevo Horizonte', integrada por chicos con síndrome de Down, que reían y bailaban sin cesar, ataviados con sus disfraces de cabaret futuristas.

Fina y su marido Pepe son dos ancianos del centro de Murcia que nunca habían visto el carnaval de Beniaján hasta ayer. «Nos ha encantado y algunas comparsas son muy llamativas», decía Pepe, aunque Fina lamentaba «algunos cortes lentos que han estirado un poco el pasacalles».

Los vecinos de Beniaján se agolparon en las aceras de las tres vías por las que transcurrió el desfile: la avenida Fabián Escribano, la calle Federico Guirao y la avenida Monteazahar. Ningún vecino se quiso perder el gran día carnavalero: apenas hubo huecos libres entre pequeños, jóvenes, padres y mayores. Como Roberto y Patricia, dos treintañeros de Beniaján, que contemplaron el pasacalles con la pequeña de diez meses Aroa en brazos.

La gran dama del festival, la Musa, apareció en quinto lugar con su glamurosa y colosal espaldera. Ana Marco lucía orgullosa su traje, escoltada por sus compañeros de la comparsa 'Revolución', que danzaban al son del ritmo de tribu.

La mayoría de las comparsas destacaron por sus vestidos de fantasía, repletos de plumas y colores. Pero también hubo hueco para la exhibición de danza de las panteras negras. No faltó tampoco un grupo de payasos. Al son de la música de Los payasos de la tele, repartieron caramelos e hicieron las delicias de los más pequeños.