Ya que no ha podido aparecer esta crítica de teatro en la edición impresa y, por lo tanto, en las páginas digitales, la incluyo aquí.
Ejercer la comprensión y el afecto siempre es satisfactorio. La incomunicación y la mala comunicación no benefician a nadie. Depurar actitudes, saltar obstáculos… Ahora bien, pueden existir reproches antes de acoger un camino más fraternal o de florecer íntimos deseos. Tras la tempestad, suele venir la calma, como sucede en esta obra donde termina imponiéndose la serenidad por encima de la tormenta.
La intención es que transiten el drama, alguna ironía y la crisis de valores porque el desencanto y la soledad golpean en Tío Bob, la pieza del estadounidense Austin Pendleton, vista en el Arniches de Alicante, que interpretan Miki Molina y Carlos Pulido, tío y sobrino, respectivamente, según los personajes del dramaturgo.
El primero, abandonado por su mujer, está enfermo de sida y se recluye en su casa. El segundo aparece de pronto con la excusa de querer cuidarle. La complejidad, la tensión, la rebeldía y los cambios de estos seres, en los sucesivos pasajes, alientan la reflexión de los espectadores. Para ello es necesario un duelo entre actores a la altura de esas circunstancias. Molina y Pulido, cada actor acogiendo sus particularidades, realizan un trabajo hondo y con la amplitud de expresión que requiere el texto.
La pieza lleva rodando desde 2006 y ha tenido varias vicisitudes. José Luis de Damas asumió el encargo después de haberla dirigido Juan Calot, y ahora es el propio Miguel Molina el encargado, quien mantiene el nuevo enfoque ofreciendo una visión actualizada y menos dramática.
La intensa confrontación, no obstante, produce chispas y algún conato de incendio. Aun así, el joven le admira. “¿Quieres encarrilarme?”, dice. El tío no quiere que le cuiden e inspirar lástima. “Te deseo desde los 16 años”, asegura en este choque familiar con los fuertes caracteres de esa relación de amor-odio.
Carlos Pulido desprende juventud y naturalidad. En términos generales, se le agradecería más proyección de voz. Y Miki Molina, premiado por su papel, logra lo que quiere con el fervor del público. Los dos obtuvieron notables aplausos.