Recortes. Hablo con un amigo economista de gran experiencia empresarial, y, ante la noticia de que nuestro gobierno regional no tendrá otro remedio que hacer más recortes el año que viene para conseguir cumplir el déficit, enumera las siguientes medidas que se podÃan tomar, que yo le brindo aquà al consejero de EconomÃa, sin que ni mi amigo ni yo le cobremos un céntimo por el trabajo de consultorÃa. A saber: Supresión del 30% de las consejerÃas; supresión del 50% de las direcciones generales; cese de todos los asesores y cese de todos los contratados a dedo sustituyendo a ambos por funcionarios; venta del 90% de los coches usados por los cargos. Y asà sucesivamente.
Sustantivo del verbo toser. Un hombre, en la ventana de un bar, le cuenta a otro que estuvo en una boda: ‘Me regalaron un puro y me lo fumé, pero cada vez que aspiraba el humo me daban cuatro o cinco tosÃas.’
Mareándola. Cuando escribo esto siguen mareando la perdiz con lo de las cuchillas en las vallas de Melilla. Rajoy continúa pensándoselo y el ministro del Interior defendiendo la asquerosa idea de colocarlas. Ha dicho que solo producen heridas superficiales. El otro dÃa pusieron en la tele algunas de esas heridas y era un horror mirarlas.
Familia unida. Me encuentro con un amigo marroquà que tiene una peluquerÃa en mi barrio y charlamos un rato. Es joven y una excelente persona. Me cuenta que se ha casado en Marruecos con su novia de siempre, y que está arreglando los papeles para que ella pueda venir y vivir juntos. ‘Tuvimos la luna de miel, pero ahora tendremos que estar separados unos meses, aunque, como yo estoy regularizado, no habrá problemas’, me dice con una sonrisa de felicidad.
Indignación. Lo de UGT en AndalucÃa es sencillamente la leche. Parece ser que se gastaban las subvenciones para dar cursos de formación a los trabajadores en mariscadas, en 700 bolsos para regalos a sus militantes y en otras cosas de este tipo. Y, encima, tienen la geta de decir que se reunirán el 9 de enero para depurar responsabilidades. ¿Y por qué no se reúnen hoy? Qué vergüenza, oiga.
Buen profesor. Estoy en la puerta del bar donde suelo tomar café. Pasa una señora, se me acerca, me saluda, abre su bolso y saca de él un recorte de este periódico. Me lo enseña; es mi artÃculo de la semana pasada en la que hablo de la enseñanza y de los profesores por vocación. ‘Lo he recortado y lo voy a guardar porque mi marido, fallecido recientemente, era un profesor como los que usted describe aquÃ. Sus alumnos lo querÃan muchÃsimo y, cuando nos encontrábamos con alguno en cualquier sitio, lo saludaban con cariño, aunque hiciera muchos años que le habÃa dado clase. Para mÃ, este artÃculo es un recuerdo de él’, me dice. Y me emociona un poco.
Buen pescado. Voy al mercado y compro salmonetes del Mar Menor. Son pequeños, pero, fritos y rebozados en harina están de cine, con ese sabor especial que tiene el pescado de nuestro lago salado. Por cierto, me han dicho que hay pescadores jóvenes en el Mar Menor ganándose la vida pescando lubinas con palangres. Son grandes y preciosas. Primero pescan la carnada – pequeños mújoles – porque tiene que estar viva para que entren las lubinas. Se venden bien de precio y algunos pueden vivir de ello.
Pequeño y tierno contrabando. En un ascensor, coincido con una mujer, por su acento, creo que boliviana. Habla por el móvil: ‘Mira, no dejan enviar perfumes, pero yo, cuando mando los paquetes, meto una botellita dentro de los zapatos que le compro aquà a mi mamita. Y es que ella le gustan muchÃsimo los perfumes, y allá no puede comprárselos porque no tiene plata, la pobre’.
Percepción. Veo a Antonio Gómez Feyrén y lo felicito por su nombramiento de Presidente del Consejo JurÃdico. Está contento. ‘Si es que la gente se piensa que yo soy un polÃtico y yo he sido siempre y soy ahora un jurista, como mi padre, que era fiscal’, dice. ‘Pero, hombre, siendo uno de los pocos que ha dejado buen sabor en el personal de su paso por la polÃtica, deja que pensemos que eres un bueno en eso’, le digo.
Entrando en calor. Una mujer en la carnicerÃa: ‘Dame una miaja de arreglo de cocido que, con este frÃo, lo único que apetece es un plato de guiso caliente’.