Supe de esta gran nevada e intenso frío polar, que se adueñó de toda la península y con mucha más virulencia en el arco Mediterráneo, por mi queridísima madre Mercedes, que cantaba una tonadilla alusiva a ese nevazo descomunal, aunque ella ni siquiera había nacido. Sin embargo, lo había escuchado de sus padres y hermanas mayores.

Fue sin duda la más gigantesca nevada conocida en la Región de Murcia y en Valencia, ya que en nuestra loada vega, y en el centro de Murcia, se llegó a alcanzar un metro de espesor, altura sólo igualada en la ciudad alicantina de Alcoy. Se desarrolló en los días 25, 26 y 27 de diciembre, en plena Navidad, y duró con intensidad, desconocida hasta entonces, unas de 36 horas. Mi madre contaba que ese año no se pudieron realizar los carnavales en La Puebla de Soto y Alcantarilla -pues tras esas calamidades se suspendieron-, por dicha ventisca y todo lo que se derivó. Tanto impactó «la gran nevada del 26» que quedó en la memoria de los murcianos, incluso en sencillas canciones populares:

«Cuantos trajes se han quedadosin poderlos estrenarpor culpa de la nevadala Pascua de Navidad»

Hubieron decenas de fallecidos por hipotermia, casas y barracas destrozadas y techumbres hundidas, descarrilamientos de trenes, miles de viviendas aisladas en los pueblos, animales muertos, y enfermedades relacionadas con el frío, como catarros, gripes, tifus, pulmonías, etc.

En fin, una catástrofe que duró al menos varios meses más y que repercutió negativamente en la economía de la Región de Murcia, especialmente en la agricultura, ganadería e industria.

En las montañas y sierras cercanas de Sierra Espuña, Ricote o Carrascoy, se lograron alcanzar los 2,10 metros de altura, que en nada tendría que envidiar a los Alpes suizos o italianos.

El gobierno español, presidido por el dictador, Miguel Primo de Rivera, en el consejo de ministros extraordinario con motivo de la histórica nevada, por real decreto (firmado por el rey Alfonso XIII), destinó las siguientes cantidades a las siguientes instituciones:

- Gobierno Civil de Valencia y Alicante: 15.000 pesetas

- Gobierno Civil de Murcia: 25.000 pesetas. Lo que demuestra que dentro de la catástrofe del arco sureste mediterráneo, fue nuestra región la más castigada por la increíble nevada de los tres días de Navidad, junto a la llamada montaña alicantina (Carrasqueta y Aitana), según diversos datos que he podido encontrar en MurciaMET y otros diarios de la época.

La fotografía histórica, que motivó e ilustra este breve artículo, es la de la gran nevada en Puebla de Soto (mil gracias al investigador Pedro Cascales, que me cedió hace cuatro años esta joya).

No tiene desperdicio, hay casi un metro de nieve en el carril de La Puebla en su intersección con el camino de Alcantarilla, frente a la innovadora y moderna fábrica y molino de la familia Cascales.

Estas fechas increíbles e inolvidables ya forman parte de la historia de catástrofes meteorológicas del antiguo reino de Murcia, como las riadas de San Lucas (1545), las de Santa Teresa (1879) o las prolongadas sequías y hambrunas de antaño.